Farewell Xatafi

por Ignacio Illarregui Gárate

Hace ahora 10 años, un grupo de aficionados de Madrid estaba trabajando en algo que mes y medio antes ni se les pasaba por la cabeza. La XXI HispaCon había estado a punto de ser suspendida después de que la Asociación de Alcalá de Henares, que se había postulado para ello, comunicara su renuncia. Con cuatro meses de plazo, sin apenas colaboración externa, montaron en Getafe un programa de actividades variado, una convención popular que fue algo más que un simple encuentro entre aficionados para salir al paso: Xatafi.

De aquel grupo seminal surgió la tertulia de Getafe, en la que figuraban muchos de los organizadores de aquella HispaCon. Se sumaron nuevas caras, fueron desapareciendo otras…: la dinámica de cualquier tertulia literaria de las que se realizan por toda la geografía nacional. Pero en ella no solo se fantaseaba con afrontar nuevos proyectos; los hicieron realidad. En algún punto del camino se convirtieron en Asociación Cultural por aquello de que siempre es necesario tener una personalidad jurídica a la hora de tratar con cualquier institución. Asociación Cultural que, según han anunciado, será disuelta este verano.

Entre los años que van de 2004 a 2009 Xatafi dio que hablar. Mucho. Fueron años de actividad volcánica, de Pauras (1, 2, 3 y 4), Hélices, del Primer Congreso de Literatura Fantástica y Ciencia Ficción , de las cinco ediciones de los premios Xatafi-Cyberdark, de la génesis de Prospectiva, de las tres jornadas de Valdeavellano de Tera, de la publicación de una nueva época de Artifex en edición electrónica. De presencia continua en convenciones y eventos de todo tipo, de participación en foros y blogs, de conversaciones y charlas alrededor de una mesa discutiendo con pasión y sin limitaciones sobre literatura. También fueron años de desgaste.

Aparte del valor propio de cada iniciativa, lo interesante de todas sus acciones está en que no fueron aisladas. Se puede trazar un hilo conductor entre la inmensa mayoría de ellas que ya estaba presente en aquella HispaCon origen de todo. Si estuvieron ustedes aquel fin de semana de Octubre en Getafe recordarán la mesa redonda en la que participaron Lorenzo Silva, José María Merino, César Mallorquí, Ángel García Galiano y José Carlos Somoza, moderada por Alberto García-Teresa. Una animada charla sobre la tradición fantástica española, la importancia de que los géneros vayan más allá de las fronteras que impone la propia etiqueta y temas aledaños. Más allá de lo dicho, de lo que apenas quedan retazos en algunas memorias, su relevancia viene de algo que el propio César Mallorquí señaló en un artículo publicado poco después por la revista Gigamesh. Estábamos ante autores y estudiosos de reconocido prestigio hablando con una perspectiva y una visión nueva para la mayor parte de los asistentes. Fue una apertura de la ventana en un ambiente con acusada tendencia a vivir como hikikomoris, con su copiosa dosis de victimismo y autocomplacencia. Ese tender puentes entre los dos lados del muro, estimular discusiones de calado literario, cambiar dinámicas, promover un acercamiento riguroso a la ciencia ficción, la fantasía y el terror ha sido el mantra de Xatafi todos estos años.

Y a su lado, siempre, la apertura de cauces de expresión donde más falta hacían. Una antología dedicada al terror contemporáneo y la angustia existencial cuando más necesidad había de lugares para publicar historias breves de este tipo. Una revista de crítica literaria con unos niveles de exigencia nunca vistos en el fandom, a la que contribuían por igual autores aficionados y, también, del entorno universitario. Y con el apoyo de la librería electrónica especializada más importante de la red, unos premios de la crítica que complementaran los premios de los aficionados que son los Ignotus…

Es difícil señalar cuál fue el momento en el que pasaron de ser proactivos a mantenerse. De mantenerse a dejarse ir. De dejarse ir a, simplemente, irse. Quizás se pueda marcar como punto de inflexión el año 2010, cuando los proyectos agotados no fueron retomados por otros nuevos. Familia, cambios profesionales y/o de inquietudes, hastío y desgaste ante una actividad que acostumbra a concluir siempre de esta manera cuando la stamina se consume… Para el futuro quedan los libros en las estanterías, el archivo de webs y revistas electrónicas que auspiciaron, las actas del congreso a las que ayudaron a dar forma… y una lápida en forma de página web que es más elocuente que todos los recuerdos asociados que se podrían dejar por escrito.

Como siempre que una supernova se volatiliza, toca aguardar ver qué ocurre con los restos del naufragio. Algunos proyectos como Hélice parece que seguirán. Sí se puede tener por seguro que parte de sus componentes seguirán contribuyendo al funcionamiento de estos géneros en otros terrenos. Juntos, balcanizados, individual o colectivamente, tanto da. La vertiente divulgativa de esta afición es una droga que mata lentamente pero cuesta dejar a un lado. El síndrome de abstinencia no golpea en el momento pero, como si fuera la malaria, ataca de nuevo cuando piensas que ya no volverá a por ti.

Mientras, solo queda darle las gracias a aquella Asociación Omega que, sin pretenderlo, puso en marcha los resortes que condujeron a esto. Como a otros, entre los cuales me encuentro, que no se dieron cuenta que formaban parte de El Plan. Y a los miembros de Xatafi por haber completado esta carrera en la cual nadie sabía dónde estaba la meta.

One comment

  1. Creo que con mirar un poco alrededor te das cuenta de cómo reorientó Xatafi el camino del fandom. Lo empujó hacia una mayor preocupación literaria y un interés genuino por lo que se estaba haciendo fuera. ¿Cómo? Con su punto de vista y sobre todo con su labor. Baste leer el tercer párrafo de este texto. Xatafi desaparece, pero su herencia queda.

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