Una de las brechas que se están abriendo en estos tiempos que corren dentro del mundillo de la ciencia ficción es entre aquellos lectores que saben suficiente inglés como para poder disfrutar de la versión original y de aquellos que, aún teniendo buenos conocimientos de la lengua de Shakespeare, preferimos leer las narraciones de nuestra literatura favorita en la lengua de Cervantes.
Hasta hace poco, esto no era excesivamente problemático. Los más sibaritas podían disfrutar de la versión original e incluso ahorrarse su dinero, pues las ediciones angloamericanas suelen ser más económicas que las españolas, en parte por no tener que soportar el coste de la traducción, en parte por disponer de industrias editoriales más potentes orientadas a mercados mucho más masivos que el nuestro. Pero desde que en España han desaparecido prácticamente del mercado las revistas que publicaban relatos y novelas cortas, se está abriendo un abismo –como ya sucedió en los primeros noventa del siglo pasado– en que nos estamos perdiendo los nuevos talentos de la literatura anglosajona de ciencia ficción, sin que ello redunde, en cambio, a favor de nuestros valores patrios. Dicho de otra manera: no se leen más relatos españoles porque haya menos relatos anglosajones. De hecho, el fenómeno parece retroalimentarse y perjudica a todo el sector de la narrativa breve, que siempre ha adolecido de una cierta mala salud en nuestro país, en donde parece que se prefieren las novelas megatocho y las sagas río.
Ello me lleva a hacerme la consabida pregunta: ¿tendremos que aprender inglés y leer en esta lengua, aunque no disfrutemos tanto? La verdad es que me resisto a ello. El inglés me gusta, pero temo que mi nivel, como le sucede a mucha gente en nuestro país, no es tan elevado como para poder disfrutar de una narración de ciencia ficción en versión original.
Tampoco debe interpretarse esto como una crítica hacia nadie. Si las editoriales no publican todo lo que llega del mercado anglosajón, por algo será. Por desgracia, el mercado español de las revistas de ciencia ficción está plagado de cadáveres, aunque algunos sean tan notorios como el último intento de resurrección de Asimov Ciencia Ficción, que nos permitía estar "en la onda" sin demasiado esfuerzo ni coste.
Pero tenemos lo que tenemos y nuestro mercado de "friquis" compradores de este tipo de revistas es muy reducido. Demasiado como para hacerlo rentable. Así que supongo que tendremos que contentarnos con que nos traduzcan los relatos ganadores de los premios Hugo y Nebula y que aparezcan por aquí y por allá, más o menos dispersos.
La verdad, yo lo veo muy necesario.
Me suscribí a Weird Tales y compro habitualmente antologías de género en inglés para mantenerme al día de las nuevas tendencias.
En español se publican pocas antologías de género en colecciones especializadas, sip, pero recomiendo mirar otras editoriales (como Páginas de Espuma o Thule Ediciones) que sí lo están haciendo y están ofreciendo material muy interesante, de José María Merino, Ana María Shua…
Yo mucho me temo que, con la llegada de los lectores electrónicos y la proverbial descarga gratuita española, las traducciones no solo de relatos, sino también de novelas, se van a acabar.
Siendo sinceros, hay que reconocer que una vez esté disponible un texto en internet muchos se decantarán por la opción de conseguirlo gratis por muy barato que lo pongan los sitios de descargas (ya sean las propias editoriales o librerías online). Entonces, ¿quién va a pagar una traducción, que muchas veces cuesta más que los propios derechos del libro, si no va a poder rentabilizarla?
Así que sí, si queremos estar al tanto de lo que se publica en el mercado anglosajón, yo soy de los que creo que dentro de no muchos años habrá que hacerlo directamente en el idioma original. Me pesa, porque yo soy de esos a los que se le escapan multitud de matices al leer en inglés, además de que voy mucho más lento, pero veo que en el futuro los libros o relatos en español serán tan sólo los escritos por hispanohablantes o los traducidos por aficionados amateur con los resultados que ahora mismo se pueden encontrar por la red (ejemplo de las traduciones piratas de Harry Potter antes de que se publicaran los últimos libros).
¿Quién se apunta a la academia de repaso de idiomas?
Es necesario, como dice Santiago, y muy enriquecedor. A nivel de novedades no veo mejor solución que aprender el idioma, pero es que si nos ponemos a pensar en los grandes clásicos, pues con mayor razón.
Ojalá siga traduciéndose, y se traduzca más que hoy día. Pero el inglés es la mejor herramienta al alcance de los ya enganchados a la literatura especulativa.
Sin querer hacer de abogado del diablo, en España sí se publican antologías de relatos cortos de género. AJEC tiene una colección de bolsillo dedicada prácticamente a ellos, y aunque las quejas a la edición puedan estar a veces justificadas, hay que aplaudir la labor de Raúl Gonzálvez que sigue apostando contra viento y marea, la mayor parte de las veces con relatos de escritores noveles. Viaje a Bizancio ha iniciado también su andadura editorial con una antología de un autor español, Francisco Javier Pérez (que además ha tomado las riendas de director de la colección). El problema no es de publicación sino, como casi siempre, de promoción. Apenas se habla de ellos.
Sobre los anglosajones, ahí sí que parece impepinable pasarse al idioma de Shakespeare. Nadie se atreve a traducir antologías por su supuesta poca comercialidad. ¿Alguien cree que La Factoría se atreverá a publicar Cyberabad Days por muy bien que les vaya con McDonald hasta ahora? AJEC de nuevo es la excepción, y Axiomático parece haberles funcionado bien, también han publicado la Trilogía Steampunk, que no es más que un fix-up de tres novelas cortas. Lo que sí parece perdido para siempre es la revista de relatos, primer caído en manos del e-zine. El futuro para el cuento traducido tal vez sea el pedir alguna obra a un autor extranjero relativamente desconocido de «forma desinteresada» para este tipo de publicaciones, Al autor le puede servir como una pica en Flandes que tal vez haga picar a una editorial. Si no, cada vez seremos más los que leamos en inglés las cosas que difícilmente puedan llegar a España.
Lo que es incomprensible es que en una era como esta, de velocidad y poco tiempo para el rélax, el relato corto esté herido de muerte. Su formato debería ser el ideal para el lector de hoy en día, rumbo al metro de camino al trabajo, y sin embargo parece triunfar una vez más la falacia de cuanto más, mejor.
AJEC es el baluarte del relato fantástico escrito en español, de eso no tengo ninguna duda (han publicado mi última antología, eso lo dice todo) :)
También tenemos por ahí a Salto de Página, con una antología reciente de terror de Jon Bilbao, o una antología de género negro.
Oferta hay, es cierto, sólo hay que buscarla.
Pero si nos ceñimos a la ciencia ficción, las antologías -traducidas o no- escasean muchísimo.