Tormenta solar, de Stephen Baxter y Arthur C. Clarke

¿Qué hacemos con Hercólubus?

En 1998, gracias a sus amplios conocimientos en viajes astrales, el gnóstico colombiano Amórtegui Valbuena, alias Venerable Maestro Rabalú, advirtió que en cosa de un año el joviano rojo Hercólubus, seis veces mayor que Júpiter, caería a plomo sobre la Tierra. Por caprichos de los astros, el encontronazo se pospuso a 2012 con cláusula de prórroga aperiódica a partir de esa fecha. Da igual. Cuando Hercólubus nos engulla no quedará de la Tierra ni las migas, que no es otro el objetivo de las fuerzas de la luz que nos han enviado el regalito; terminar de cuajo con tanta fornicación, mariconeo y malas costumbres, que una cosa es la libertad y otra… el libertinaje.

En Tormenta solar Clarke y Baxter abordan la cuestión, solo que esta vez el joviano es el hermano gordo de Hercólubus, 16 veces más grande que Júpiter, y en lugar de impactar en nuestro planeta, “gordito” se estampó primero en el sol para, en una reacción en cadena de 2000 años de cocción, desestabilizar el núcleo solar de manera que el 20 de abril de 2042 desatará una llamarada definitiva. Cabum… O Carallo… Adiós, adiós…

Al igual que Hercólubus, su hermano mayor responde a un drástico propósito ejemplarizante que no vamos a desvelar y tiene por objetivo garantizar que no habrá humanos refugiados en Marte o la Luna que se evadan del triste sino de la raza (que en esto no había caído Rabalú)… Esta vez sí que sí, no va a quedar de la humanidad ni las ñañas.

Tormenta solar es, por tanto, un paradigma del género de catástrofes. Una vez más la humanidad se enfrenta a sus últimos días y corresponde a la casta científica (con la inestimable colaboración del cuerpo de los marines) dar una respuesta tecnológica que nos salve del apuro.

Visto así, Tormenta solar no prometía gran cosa. Listísimos científicos cuadrando el círculo y oportunos periodistas o políticos que, en representación del lector, emiten la consabida pregunta del tonto: “Disculpen mi crasa ignorancia, ¿pero podría explicarme qué es un punto de Lagrange?” o “La parecerá gracioso, pero no acabo de recordar que pasó en S Formax?”. El científico, hombre comprensivo  y conocedor de que los pobres periodistas, políticos y lectores, se pasaron el bachillerato haciendo el golfo, larga entonces una amena perorata…

No prometía mucho pero lo cierto es que la mezcla de dos tramas, una relativa al descubrimiento científico, y otra la que no voy a revelar, insuflan oxígeno literario en la novela, que se lee como un perfectamente elaborado y trepidante  pasapáginas al menos hasta la mitad del libro. Obviamente, el lector tiene que aceptar este tipo de propuestas literarias, en las que cada dos hojas será informado de un batiburrillo de materias cosmo-físicas-ingenieriles salpicadas cada cuatro con entretenidas observaciones socio-historiográficas. Resumiendo, como un libro de Verne al estilo siglo XXI. Un “romance científico” la mar de logrado y entretenido. Con sus personajes planitos pero curiosones, las digresiones descriptivas de lo estupendo que es el progreso científico o el dinamismo de los USA, y logradas ambientaciones de Marte, los cubículos lunares, y anécdotas de la conquista espacial la mar de agradables…

Al menos hasta que la trama 1 y 2 convergen. Entonces Baxter y Clarke se enfrentan a un problema serio: cómo revestir de interés literario al cabum. Realmente, casi todo lo que tenían que decir ya se ha dicho, de modo que solo resta informar al lector de los pormenores constructivos que nos han de sacar del brete, y las consabidas reacciones de la chusma apercibida de que los días que le quedan son una cuenta atrás. Como todo es bastante previsible el lector va llegando mal que peor al momento climático, donde Tormenta solar recupera interés de la mano del coro de personajes previamente sembrados para darnos cuenta, cada cual desde su privilegiado punto de vista (todos son jefazos), del tortazo final.

De manera que el valor literario es bastante secundario en Tormenta solar; más bien el objetivo de Clarke y Baxter es presentar un digno producto cultural  dirigido a un determinado tipo de lectores y que resuelva dos cuestiones…

  1. Cómo es posible que de un día para otro se monte una tormenta solar que achicharre medio sistema solar
  2. Cómo podemos salvarnos de eso.

Y ya está. No hay que buscarle tres pies al gato. Tormenta solar es un libro estupendo para lectores aficionados a la ingeniería y a la astronomía. De hecho, el regalo perfecto para un cuñado ingeniero en algo y con ciertas veleidades lectoras. Desde un plano de aficionado a la ciencia ficción es un libro que se lee gratamente, especialmente su primera mitad, y que bueno, viene a añadir una pizquita de innovación en el archimanido tema de los cabums. En cambio, si su cuñado, el pobre, es gnóstico (de la facción Rabalú) y va cagando rosarios porque el mundo se acaba, regalarle Tormenta solar me parece tan obligatorio como un buen par de collejas.

15 comments

  1. Esto… hmmm… eh… un planeta mas tocho que Jupiter en una orbita chunga de colisión con el Sol… ¿Como no deja todo el sistema solar hecho un cisco, sacando planetas de sus órbitas y demás?

    ¿Seguro que no son mas de 2000 años de cocción?

  2. Pues no, por lo que leo no. Pues a ver como lo explican los señores estos. Tal vez si viene perpendicular a la eliptica pero francamente… tampoco es que sepa yo de lo que hablo

  3. Ahh… No lo pone…. El descuadre orbital debió ser del porompopero (tampoco es que uno sepa de estas cosas, pero he oído decir….)… En el libro se hace coincidir el impacto con, lo adivinan?…. La estrella del portal de Belén (y ya aprovecho para felicitar tan enrañables fechas) y si que se especula con que hubo inundaciones, inestabiliad y tal…. pero vamos, para lo que pudo ser… La cocción es de 2000 años, por lo que también habría que pospone el Nacimiento al año 50, pero bueno, la física solar parece consistente. Hercolobus gordo habría generado una brecha de la superficie solar hasta el nucleo por la que se colaría, en un proceso forzosamente lento… el efluvio neutrinal llamado a incendiar los planetas interiores. Por cierto, en apoyo de las tesis de Clarke saco a colación el inicio de la república de Cicerón (Marco Tulio)… Empieza el diálogo con Escipión comentando si han visto el segundo sol sobre el cielo de Roma… Escévola y demás dicen que en efecto, pero que es inútil indagar sobre tan enigmático suceso pues nunca se sabrá la razón real…. Eso pasó en el 58 DC, o sea, que aún queda algunos añitos y una buena razón para prolongar la jubilación… total….

  4. Bueno, yo lo que no quería apuntar es que en realidad es Hercólubus, con u. Pero como lo sigues mencionado…

  5. (Y pregunto más que nada porque seguramente la traductora lea esto, que aquí somos cuatro gatos)

  6. Porque hay términos científicos traducidos literalmente del inglés que tienen otra equivalencia en castellano, amén de algún gazapo (de momento me suena un «seis» en vez de «sesenta» en la descripcin del avión espacial que lleva a la Aurora 1 a la primera ministra)

  7. Basicamente coincido con las conclusiones de la reseña. Es un libro bastante hard (con todo lo que ello supone), catastrofista, etc. Tambien es cierto lo de la traduccion: ya no es que olas de gravedad sea una traduccion literal que da grima sino que la novela esta trufada con una serie de incoherencias que quitan el hipo: en una pagina Altair esta a 16000 años luz y en la siguiente a 16 (que ya les vale). Sin embargo, me gustaria destacar un par de aspectos interesantes de la novela. El primero es que esta obra es en cierto modo una especie de auto homenaje a la mayor parte de la obra de Clarke. Es verdad que la frontera entre auto homenaje y auto plagio es sutil (y tal y como estaba Clake en los ultimos tiempos resulta dificil de distinguir cual era la intencion real), pero en este caso las referencias son tan claras que en cierto modo resulta dificil obviarlas. Por ejemplo, lo de las fuerzas del mal que hacen estallar soles como petardos y vienen de la constelacion del Aquila procede directamente del relato «Cruzada». Los extraterrestres que siembran y escardan se parecen un monton a los de «2001». Las pelotas que exploran son como la piramide de «El centinela». Lo mismo podria decirse del proposito de Mir (que es equivalente al de la puerta de las estrellas de «2001») con retorno de feto espacial despues de la estancia en sitio raro (otra forma, mismo proposito) incluido. El ascensor espacial procede (por supuesto) de «Las fuentes del paraiso» y aunque esta situado en Australia, tambien Sry Lanka tiene su momento estelar en la novela. El capitulo del paso de la Aurora 2 por Marte esta sacado basicamente de «Transito de Tierra» (con frase casi literal incluida, para que no haya dudas). La IA Atenea en ciertos aspectos es clavadita a HAL (de nuevo con otra frase literal y complejo de culpabilidad por mentir incluido). Tampoco podia faltar la catapulta electromagnetica de «Maelstrom II» o el LIDAR de «El martillo de Dios», (que ademas, casualmente, tambien se utiliza como metodo de comunicacion interestelar aunque con mejores resultados), la utilizacion del viento solar como propulsion sale de «El viento del sol» (la descripcion del mecanismo del escudo es identica a la de uno de los yates de la regata) o todo el tema del decifit de neutrinos y la construccion de una flota para escapar del sistema de «Partida de rescate». En estas condiciones, habra lectores que pensaran que la colision del megaplaneta en tiempos de Jesucristo es algo arbitrario, pero en realidad tiene una doble explicacion: nos refiere directamente a «La estrella» (relato con el que gano el Hugo) y, por otra parte justifica la aparicion del cristianismo debido al baño de particulas debido a la colision. Asi, con dos narices :-)
    Todo esto a su vez nos conduce al segundo tema. Es decir, es evidente que el disparo del planetucho ese gigante nos conduce directamente a Hercolubus pero yo no creo que la cosa vaya por ahi: este libro sera lo que queramos, pero la mayor parte de las tesis en las que se suntentan son bastante solidas. Por ejemplo es cierto es que uno de los diez grandes (los mecanismos de extincion masiva dificiles de evitar) es precisamente la erupcion solar, y que uno de los modos de provocar esas erupciones es precisamente la de tirar cosas enormes dentro de los soles. En ese sentido no es cierto que no se comente lo de las perturbaciones gravitatorias que genera el paso del planeta asesino de turno: en primer lugar, la descripcion que se hace de la orbita del mismo en Altair indiica bien claramente que los autores estaban perfectamente al corriente de los efectos de un planeta gigante como ese pueden dear lugar. En segundo lugar, ademas, las perturbaciones existen y son trazadas a posteriori (a partir de la resonancia del nucleo solar). Solo que, ciertamente, si el planeta viene lo bastante deprisa y desde el lugar adecuado esas alteraciones podrian no ser tantas como en un primer momento podria pensarse y ademas, tampoco es que hubiera nadie para percibirlas.
    Por cierto, que lo mismo sucede con el tema de la coccion. En realidad que lo que queda del planeta tarde un milenio en llegar al nucleo, teniendo en cuenta la estructura del sol, mas que descabellado se queda casi corto. Si hay fotones que tardan millones de años en alcanzar la superficie, es de suponer que el otro tampoco va a llegar hasta el fondo en cinco minutos. Y eso tambien se cuenta explicitamente en la novela.
    En fin, lo dicho. Que al que no le guste la astronomia y/o la ingenieria puede tener sus problemas para seguir todo lo que viene en el libro, y el que busque literatura que mejor se compre otra cosa. Pero la verdad es que mas alla de estos aspectos simplemente con la identificacion de las referencias a otras obras de Clarke que contiene la novela servidor se lo ha pasado pipa. Y no deja de ser otra lectura de la obra ;-)

    Saludos

    Cristobal

  8. Vale, ahora ya no sé si esperar al saldo. Cris, ojalá pudieras prodigarte más. Los admiradores de tus textos, que somos bastantes, lo agradeceríamos infinito.

Comments are closed.