Novedades del mes de noviembre

The Exegesis, de Philip K. Dick

Primero de los dos volúmenes en los que se pretende condensar las más de 8.000 páginas que escribió Philip K. Dick sobre sus visiones religiosas y la compleja filosofía que desarrolló –este tiene 1056 páginas-. En base a la misma, Dick escribió algunas de sus últimas obras como como Sivainvi o La invasión divina. Dispersas en apuntes, diarios y notas, constituye, según lo definió el editor de la obra y estudioso del autor Jonathan Lethem, “un laboratorio personal para la investigación filosófica”. La edición ha sido supervisada por las hijas del autor –Laura Leslie e Isa Hackett-.

Firebird, de Jack McDevitt

Sexto libro de la serie que comenzó con Un talento para la guerra, y que tiene como protagonista a Alex Benedict, un tratante de antigüedades. Alguna reseña la considera como la mejor de la saga.

Troika, de Alastair Reynolds

Frente a sus anteriores voluminosas obras, en esta ocasión Alastair Reynolds (Ciudad abismo, Espacio revelación) nos ofrece una novela corta que fue finalista en los últimos Nebula. Reseñas muy positivas señalan que incluso se queda algo corta.

La trama principal se centra en la aparición de un gran artefacto, que recibe el nombre de Matryoshka. Tres astronautas rusos intentan alcanzarlo, para estudiarlo. Paralelamente se desarrolla una intriga política en un futuro con Europa Occidental en decadencia, y Rusia que ha vuelto a un gobierno de estilo soviético.

A Beatiful Friendship, de David Weber

Weber se pasa a la literatura para jóvenes adultos, pero sin perder la conexión con su saga de Honor Harrington. La protagonista de A Beautiful Friendship es Stephanie Harrington, una antepasada de la primera. Una joven cuya ilusión es ser guardabosques que se traslada con su familia a otro planeta. Buenas críticas que destacan que también puede entretener a los adultos.

In Other Worlds: SF and The Human Imagination, de Margaret Atwood

Recopila 20 textos, entre ensayos, reseñas y otros, en los que la autora de El cuento de la criada reflexiona a cerca de la ciencia ficción y su relación con el género, desde que empezó a aficionarse en los 40, y a lo largo de toda su carrera literaria.

The Children of Sky, de Vernon Vinge

Secuela de Un fuego en el abismo, ganadora del Hugo. Sigue a los jóvenes protagonistas de la primera, en una era post-singularidad, que intentan reconstruir la civilización. La ambientación y el tono cambian en esta segunda obra; se trata de una historia en un universo de bajo nivel tecnológico. Mezcla intriga política con una especie de relato de carretera en una novela muy elaborada que ha recibido muchos elogios de los críticos.

Snuff, de Terry Practhett

Nueva entrega de MundoDisco –la anterior fue I Shall Wear Midnigth de 2010, que, a pesar de los años transcurridos, no decae ya que esta misma novela ha recibido muy buenas críticas. En ella se acerca a temas como el crimen, el castigo o los prejuicios.

8 comments

  1. Voy a tener que leer lo que sea que ha puesto Lethem sobre la exégesis, porque es la segunda cita corta y sin contexto que me deja con una profunda sensación de asco.

    Joder, que estamos hablando del registro personal de la enfermedad mental terminal de Dick, no del Grimorio del que va a salir la Piedra Filosofal.

  2. Yo me pregunto cómo ha logrado Margaret Atwood escribir sobre la ciencia ficción sin entrar en combustión espontánea ¿se ha reconciliado ya con la etiqueta?

  3. No hay contexto, Latro. Son frases promocionales dichas por Lethem para vender el libro. Lamento que a tu entender la Exégesis sólo pueda ser leída desde ese punto de vista y no como el caldo seminal de sus últimas obras. Una de las cosas que encuentro más apasionantes en la literatura es, precisamente, la posibilidad de atacar un texto desde varios puntos de vista. Ver el contenido de la Exégesis exclusivamente como el síntoma de una enfermedad tiene que ser triste. A mí me interesa como ficción de un Dick desatado cuya capacidad creativa, potenciada por la enfermedad, funciona a pleno rendimiento.
    Risingson, no conocía el dato de que hubiera renegado del género en algún momento. Si esta mujer no ha dejado de escribir cf.

  4. Kaplan, claro que se puede leer como caldo seminal de sus obras.

    A lo que me niego es a leerla como «A lo mejor los secretos del universo estan aqui! A lo mejor vivimos en una novela de Dick!» y otras cosas que estas citas me sugieren.

    Estoy seguro que hay mucho y muy interesante que sacar de ahi, porque la naturaleza de la enfermedad de Dick es esa, una explosión de creatividad que devora al creador. Lo que también estoy seguro es que de ahí no va a salir ninguna revelación cosmica.

  5. Kaplan, he estado buscando y la cosa es más tortuosa de lo que parece: cuando sacó «El cuento de la criada» ganó un Arthur C. Clarke y estuvo candidata a los Nebula, pero ella dijo que lo suyo no era ciencia ficción, nanai. Que era especulación científica. Que la ciencia ficción era para frikis que se disfrazaban de extraterrestres.

    Cuando sacó Onyx y Crake, otra vez, le pasó lo mismo.

    «Oryx and Crake is a speculative fiction, not a science fiction proper. It contains no intergalactic space travel, no teleportation, no Martians.»

    Y en una de estas Ursula K Leguin (esa mujer), a quien Atwood adora, dijo, en una crítica de «El año del diluvio»:

    «This arbitrarily restrictive definition [not science fiction] seems designed to protect her novels from being relegated to a genre still shunned by hidebound readers, reviewers and prize-awarders. She doesn’t want the literary bigots to shove her into the literary ghetto.

    Who can blame her? I feel obliged to respect her wish, although it forces me, too, into a false position. I could talk about her new book more freely, more truly, if I could talk about it as what it is, using the lively vocabulary of modern science-fiction criticism, giving it the praise it deserves as a work of unusual cautionary imagination and satirical invention. As it is, I must restrict myself to the vocabulary and expectations suitable to a realistic novel, even if forced by those limitations into a less favourable stance.»

    Esto a Atwood le dolió. Y por lo que parece, ha escrito un conjunto de ensayos donde habla de sus influencias, de lo que cree que es la ciencia ficción, analizando un puñado de libros, y excusándose. Que es este libro.

  6. Interesantísimo entonces. Lástima que nunca verá la luz aquí.
    Latro, hombre, un poco de sentido del humor. Cuando Lethem habla de los secretos del universo en la Exégesis y yo en mi entrada sugiero que puede ser peligroso abrir esa puerta, estamos de coña. Pero claramente, además.

  7. Por eso decia, quiero leer completo lo que ha escrito Lethem :-)

    Ahora no recuerdo si lo lei de Disch en «The dreams our stuff is made of», o en la biografía de Dick en «Divine Invasions», pero me gusto mucho el argumento de reconocerle una profunda y sincera honestidad a Dick atada a esa imaginación desbocada y al final enferma, porque con menos despliegue de recursos de imaginación, cucarachas como Hubbard se habian montado su propia secta para hacerse ricos, mientras que Dick no. Dick queria la verdad. Y esa duda, no tanto de lo que le estaba pasando (aunque a veces) sino de que carajo significaba, le llevaba a no descansar, a poner una hipotesis, y luego otra, y luego otra, y asi, siempre, siempre pensando que a lo mejor la interpretación que habia hecho era erronea y habia (si, como en sus novelas), otra por debajo, oculta.

    Si Dick se hubiese parado a «formalizar» todo lo que le vino a la cabeza en una «revelación», hubiera arrasado en la California siempre ávida de New Age y habria logrado… ser un gurú mas de otra secta explotacrédulos.

    «Vender» (si alguien lo ha hecho) la Exégesis asi, aunque sea un poquito, me parece … triste, y casi un insulto. Prefiero verla como eso, como el documento de un proceso terrible y a la vez increíble de un hombre que mantiene la cordura dentro de una locura galopante.

Comments are closed.