Hace más de veinte años que me leí la serie de las Fundaciones, de Isaac Asimov, concretamente la publicada en la colección Gran Reno de Plaza & Janés. Recuerdo que en aquel momento (andaba por los dieciséis años) me gustaron tanto que me enganché de tal manera en la trama y en cómo se resolvía de manera lógica, pero al mismo tiempo sorprendente, que cada fin de semana que íbamos al entonces Pryca (hoy Carrefour), caía en el carrito uno de sus libros. Según consulto en su contracubierta, en aquellos años de la década de 1980 estaban al módico precio de 395 pesetas, o unos irrisorios 2,37 euros del siglo XXI.
Como adolescente no muy bien adaptado a mi entorno, tenía por entonces un hambre insaciable de "espíritu científico", y afortunadamente en esos tiempos eso podía ser alimentado de diversas formas: revistas de divulgación (Conocer, Muy Interesante…), libros científicos para jovenzuelos (Cómo hacer, El Joven Científico…), series de televisión futuristas (incluyendo la muy machista Mazinger Z), la popularización de la informática personal… En fin, una época dorada para todo aquél que tuviera inquietudes de ese tipo y pocas ganas de jugar al fútbol o socializar en la calle.
Esa situación, la de la divulgación popular de la ciencia en España, era curiosamente parecida a la que se había producido décadas atrás en EE UU, en la edad de oro de la cf, cuando se publicó el libro del que hablo (que fue por primera vez a principios de los 50). Tras salir de la oscura dictadura española, en los años 70/80, la ingeniería y la ciencia estaban en nuestro país hasta bien vistas. En Estados Unidos esa tendencia continuó mucho tiempo más, hasta llegar a ser una idiosincrasia nacional. Aquí, definitivamente, no.
Explico todo esto antes de hablar del libro porque Fundación es una apología de la ciencia y el racionalismo más de lo que es novela, como muchos libros de cf que se editaron en España en aquella época y en particular todos los de Asimov. Quizás por la acogida favorable de esas ideas se pudo publicar con ciertas garantías de venta. Por supuesto, el libro no es sólo eso, sino también un ejemplo de historia de intriga, y otras cosas más, con lo que, aunque me sienta tentado por la perspectiva que me da el mucho más sofisticado y oscurecido siglo XXI, tampoco es mi intención hacer una clasificación simplista.
El primer libro de la serie de las Fundaciones está dividido en varias partes, fruto del engarce al que fueron sometidos las historias cortas que habían sido publicadas originalmente en la revista Astounding. Ese engarce no está mal conseguido. Se echa en falta, eso sí, una secuencia global planteamiento-nudo-desenlace, que sí aparece en las historias individuales y que quizás esté más conseguida en la serie completa (que no he vuelto a releer). No es esa carencia lo que lo puede hacer mal libro, de todas formas.
La escritura tampoco es mala (y eso es ser muy generoso, dada la impresión que recordaba). Tampoco es simple, como pensaba, desde luego si la comparamos con tantos maestros actuales de la nada literaria y las superventas. Creo, de hecho, que bien podría volver a hacerse popular hoy en día si no fuera porque la mayoría de los lectores encontrarían demasiado "raro", si no directamente hostil, tanto fundamento científico y lógico en un libro. La escritura queda, pues, mejor parada de lo que se podría esperar al releerlo. En mi opinión porque Asimov era listo y se centró en lo que sabía hacer: él no sabía narrar, tampoco insinuar sensaciones o sentimientos, mucho menos provocarlos en el lector, y no sabía tampoco dibujar personajes. Pero sí sabía hilar una trama de intrigas para llegar a donde quería, sabía tener ideas que llamaban la atención y sorprendían, sabía, especialmente, hacer diálogos entretenidos y reflejar su inteligencia en ellos.
Fundación puede tener, siendo prudente, un noventa por ciento de diálogos dentro del total del libro, lo que hace su lectura bastante ágil. En esos diálogos no existen personajes diferenciados, si llamamos diferenciar a un personaje el darle alguna historia y psicología personales. Asimov se limitó a distinguir entre personas "irracionales" (por ejemplo Wienis, el regente del planeta hostil a la Fundación llamado Anacreonte) o "racionales" (casi todos los demás, incluso independientemente de su ocupación). Además, este tipo de distinción no la asignó necesariamente porque los personajes la tuvieran (de nuevo, porque viniera dada por sus vivencias personales), sino porque no supo mostrar en el libro ninguna otra. Y eso lo afirmo porque es evidente que tuvo la oportunidad de hacerlo: el lector puede enumerar alrededor de dos docenas de personajes pululando por sus más de doscientas cincuenta páginas. Tampoco reflejan estos personajes muchos estados de ánimo, y los que aparecen se muestran directa y claramente como tics superficiales: pequeños gestos en las acotaciones de los diálogos, por cuenta del narrador, y signos de exclamación. Las fluctuaciones emocionales normalmente sólo caen en el lado de la serenidad del razonamiento lógico o en el de la perplejidad eventual ante un razonamiento lógico mejor.
El libro, a pesar de estar construido sobre diálogos de personas, se basa en describir la evolución de un enorme imperio galáctico a lo largo de varias décadas. Todos los personajes se ocupan de, a saber: describirla, rememorarla, predecirla, sintetizarla y analizarla (sin éxito). Nunca la tuercen a causa de verdaderas formas de ser (puesto que no tienen tal cosa), de caprichos, debilidades y fortalezas particulares o de manías no estereotipadas. Pero Asimov, como dije antes, no es tonto, y lo que sabe hacer lo hace bien: esa evolución del futuro lejano no está mal diseñada; es más, se observa en ella el germen de otras grandes historias posteriores, como por ejemplo el uso de la ingeniería religiosa (Frank Herbert) o los gremios de mercaderes espaciales (paradigma que trascendió a la pantalla y a la cultura popular mundial a través de Star Wars). Las intrigas que van marcando esa historia del futuro tampoco están mal construidas, puesto que Asimov dominaba la lógica. Quizás, es ése uno de los motivos que mantiene el interés del libro, junto con la fresca y sorprendente (en su época) idea de la psicohistoria y otras aportaciones menores, como el reducir el lenguaje hablado a formulaciones lógicas o la existencia de un planeta convertido en una sola ciudad que lo ocupa por completo.
Lamentablemente una novela no se construye con una trama, ni siquiera con ideas geniales, sino con personajes. Este libro le cuenta al lector una serie de acontecimientos en forma de enorme compendio de diálogos, pero no desde el punto de vista vivo, personal, subjetivo, de quienes los dicen, sino desde una perspectiva abstracta y superior, como a vista de pájaro, en la que los caracteres son meros arquetipos, y no más de dos o tres. El libro adquiere así, curiosamente, el tono de fondo que tendría la Enciclopedia Galáctica que el propio Asimov inventa para desgranar las citas iniciales de cada capítulo. Y una enciclopedia es un libro, pero no es una novela.
Tampoco existe prácticamente ambientación: las descripciones del universo creado son escasísimas y frías, todas referidas a aparatos u objetos inanimados. Las de los personajes son demasiado superficiales: un color de ojos, una vestimenta, algún gesto que nunca se convierte en tic para llegar a ser descripción o sostener quizás la sombra de una historia personal detrás. Todo ello hace muy difícil para el lector “ver” al personaje, no digamos ya meterse en su pellejo o comprenderlo.
Se podría argumentar que el libro trata de la psicohistoria, que es una supuesta ciencia de la historia capaz de predecir el futuro; por tanto es normal que los personajes se conviertan en meros espectadores del mismo (de hecho casi todos los personajes que están al cargo de la Fundación en distintas épocas deciden precisamente no hacer nada); se podría defender lo aséptico y frío por que no hay lugar para las emociones individuales ni para que los personajes sean quienes construyan la historia en un libro que trata de algo que ya está predestinado.
Eso podría ser cierto.
Pero insisto: si los personajes no existen, entonces el resultado no es una novela.
En mi opinión, hay que comprender que esto sucediera así… hasta cierto punto. Lo que trató de construir Asimov podría parecer un imposible literariamente hablando: si la historia de la galaxia está prescrita por la psicohistoria, tu libertad de acción como autor está tremendamente limitada: sólo puedes describir los acontecimientos predichos conforme se desarrollan, mantener el interés dejando ocultas ciertas cosas que están por venir… que los acontecimientos individuales, las emociones, los actos de las personas estén capados, limitados a ámbitos de actuación locales y efímeros que no puedan utilizarse para narrar ni definir largos flujos de tiempo.
La cuestión, que nunca resolveremos, es si Asimov desarrolló una historia abstracta y aséptica porque la psicohistoria le tendió una trampa literaria o si lo hizo porque no fue suficientemente capaz como escritor para salvar esa trampa. Mi opinión personal es lo segundo. Asimov no era un buen escritor, sólo un contador de historias entretenidas (que es muy distinto; se nota especialmente en sus libros de divulgación). Creo que la idea psicohistórica le atrapó y le venció en ciertos momentos. Es muy evidente en la primera parte: en varias escenas en que las acciones individuales de algunas personas son las que mantienen el flujo de los acontecimientos, supuestamente predichos por la psicohistoria, cuando precisamente la psicohistoria no podía haber predicho nada basado en actos individuales (arresto de Hari Seldon y su futuro biógrafo, por ejemplo). Mucho más adelante en el libro, el hecho ya comentado de que los responsables del planeta Términus, donde está la Fundación, decidan no hacer nada ante lo que se les va viniendo encima, década tras década, parece ser la única escapatoria que encontró Asimov para que hubiera personas ahí aún a pesar de no tener papel alguno; es decir, para evitar volver a quedar atrapado en su libro por la propia idea que había tenido de la psicohistoria.
Pero igual que opino que a Asimov le vino grande la idea de la psicohistoria a la hora de hacer una novela con ella, también considero que hubiera sido muy difícil resolver el dilema partiendo de una idea tan anti-literaria. Consiguió, con sus limitadas capacidades como escritor de ficción, hacer un libro entretenido, con un ritmo rápido, divertido por momentos; perfectamente digerible y admirable por una generación ilusionada por la ciencia; supo pulir inteligentemente los enganches entre los relatos cortos que lo iban a componer, dar toques de ironía e inteligencia a los diálogos y mantener el interés del lector por saber cómo acabarían cada una de las aparentes amenazas al futuro predicho por Hari Seldon. Quizás a las dos primeras partes (los Psicohistoriadores y los Enciclopedistas) se les noten más las costuras, la multiplicidad de personajes casi indistinguibles por lo aséptico y uniforme de sus caracteres, algunas incongruencias a la hora de resolver la trama, etc., pero la parte de los Alcaldes y posteriores consiguen una soltura y coherencia suficientes para que se termine de leer con agrado.
En definitiva: un libro entretenido, agradable, inteligente; también interesante para cualquier escritor, especialmente por la oportunidad de examinar de cerca la trampa literaria en que se vio atrapado Asimov y tratar de pensar en cómo se podría haber resuelto mejor… y, en mi opinión, sin mucho sentido hoy en día para lectores no específicamente motivados por la ciencia ficción o la ciencia en general.
Cierto, Fundación no es una novela… ni lo fue jamás ni pretendió nunca serlo. Es, ni más ni menos, que una serie de relatos cortos que comparten un escenario común y una -mínima- trama general que los vertebra.
Analizar los fallos novelísticos de algo que ni es una novela ni se pretendió nunca que lo fuera me parece, como poco, apuntar al lugar equivocado.
Creo que fue Harold Bloom el que señaló que la esencia de la novela se basa en el estudio y evolución psicológica de sus personajes. Las narraciones que prefieren centrarse en la ambientación y las peripecias las define como romances.
El 90 % de la CF sería, por tanto, romance. Y creo que se podría decir que en el caso de Asimov la cosa llegaría al 99 %.
Lo que no quita para que uno puda disfrutar enormemente con Asimov, la CF y demás romances. Eso sí, sabiendo en que liga estamos jugando y Asimov, en lo suyo, era muy bueno.
Siento discrepar mucho con Harold Bloom, quien por cierto se encuentra bastante, bastante solo con esa teoría. Basa todo su canon occidental en ella, por cierto.
Pero si asumimos que algo real hay de fondo, habría que añadir muchas otras cosas, diría yo, pero sí estoy de acuerdo con que hay cierto tipo de historias que Asimov domina, sobre toda en las distancias cortas y en las que no se puede buscar lo que se busca en Le Guin o en Shakespeare o en otros tipos de literatura. Me parece que sí está la clave en juzgar cada obra por sus propios objetivos y su propia línea y, viéndolo así, Asimov puede disfrutarse mucho.
Por cierto, muy interesante tu reflexión, Juan Antonio, que esto de seguir hilos sin referencia al texto…
Una puntualización sobre el tema psicohistórico. Es evidente que la fuerza que le concede en la trama a la psicohistoria es tan potente que después tiene que sacarse de la manga a unos superhumanos dotados de poderes mentales manipuladores -los Oradores- para poder lidiar con ella.
Aun así, influencias de Campbell aparte, el racionalismo creo que guió siempre la ideología de Asimov y, por supuesto las tramas y los personajes. Aunque después parece tener una especie de época new age con la inclusión de Gaia, aunque también tiene su lógica si se analiza bien.
Gracias, Fernando.
Rudy: si se vende como novela, si en todos sitios se considera como novela (aunque sea por el público general), me imagino que analizar por qué no es una novela no está del todo falto de interés… Además, yo he aprendido mucho en la relectura: incluso algo tan alejado de una novela como Fundación enseña cosas sobre cómo escribir novelas.
Ah, he de añadir que algunos fallos que he mencionado (como la no-personalidad de los personajes) serían igualmente importantes aunque se tratara el libro como colección de relatos, con lo que a mí, como escritor, me siguen interesando (de ahí el análisis).
Por cierto, tengo curiosidad, ya que mi reflexión no pretende entrar en la biografía de Asimov y me gustaría resolver la duda: ¿dejó constancia Asimov, cuando se editaron los relatos recopilados en el libro Fundación, o más tarde cuando salieron los demás de la serie, de que él no pretendiera nunca que Fundación fuera una novela, sino una antología de relatos? Porque que Fundación es el resultado de recopilar una serie de relatos es claro y seguro que él mismo lo dijo cien veces, pero la intención del autor (o del editor, no sé de quién partiría la idea) de que el libro siguiera siendo una recopilación…. ¿No consta que esa intención no fuera la de montar una novela?
Me entra la duda porque luego editaron varios más de una serie de novelas, así que es posible que sí que pretendieran que fuera novela el primero de ellos.
Habría que tener en cuenta una serie de premisas.
1. Que los cuentos fueron publicados a lo largo de un periodo bastante largo de tiempo en una revista. El primero es de 1942 y el último de 1949.
2. Que los relatos originales fueron concebidos como «auto-consistentes». El público debía poder subirse «en marcha» a la serie sin necesidad de haber leído los anteriores o sin idea de leer los siguientes.
3. La idea de reunir los relatos en tres libros ni siquiera es del autor. Surge a propuesta de un editor y es éste quien formula esa partición en tres volúmenes (a mi entender errada literariamente, aunque fuera rentable comercialmente). Hay una cierta unidad temática entre Fundación y el primer relato de Fundación e Imperio igual que la hay entre el último relato de este libro y los que componen Segunda Fundación, por no mencionar que hay un claro quiebro en las intenciones de la trama general a mitad del segundo libro (Asimov hasta entonces estaba usando casi sin variaciones el mismo esquema) que continúa en el tercero. Siempre he pensado que la partición correcta habría sido, por tanto, en dos volúmenes.
Independientemente de esto, creo que resulta claro (ya te lo vendan como novela, como libro de poesía o como recetario de cocina) una vez que inicias la lectura, que no estamos ante una novela. Cada cuento tiene entidad propia. Por ponernos simplistas, tiene su propia estructura de planeamiento-nudo-desenlace. Y parece claro, a poco que lo pensemos que estamos ante una serie de relatos. Por hacer una analogía, sería una serie de televisión en la que hay una cierta meta-historia que la vertebra, pero donde cada capítulo tiene entidad propia. Sería lícito analizarla de ese modo, pero no como una película, no sé si me explico, por mucho que luego algún distribuidor avispado tomara todos los episodios en un DVD y nos los vendiera como una película y no una serie de TV.
Cierto que se ha hablado a menudo de «las novelas de la Fundación» (el propio Asimov lo hacía, a veces), pero sospecho que eso tiene más que ver con una cierta percepción errada bastante extendida que indentifica «libro de narrativa» con «novela». A la que, sin duda, ha contribuido el que los relatos estén relacionados entre sí, compartan un escenario común (y algunos personajes pasen de uno a otro) y exista una trama general que va avanzando de un relato a otro.
Pero incluso en ese último detalle no es una novela. Esa trama general es parte del escenario y, al contrario de lo que pasa en una novela, no está destinada a completarse de un modo concreto. Cara relato que Asimov escribe, le marca las directrices de por dónde puede ir el siguiente (y estrecha, en cierto modo, el camino narrativo que puede seguir), pero no están orientados a una conclusión que cierre la trama.
Respecto a los personajes.
Sospecho que esa, no sé si llamarla obsesión, por el personaje como foco alrededor del que se debe construir un artefacto narrativo es algo bastante reciente en la historia de la literatura. Probablemente parta del siglo XIX.
No digo que no sea lícita, pero sin duda ni es el único camino, ni lo ha sido en el pasado ni tiene por qué serlo en el futuro. Los personajes de Asimov suelen ser (recalco lo de «suelen») meramente «funcionales». Están ahí y tienen ciertas actitudes porque la trama lo exige, por así decir: la historia los crea, no son ellos quienes crean la historia. O sea, el enfoque exactamente opuesto al que ahora mismo es el dominante.
A cada uno puede gustarle más o menos una opción. Pero creo que ambas son perfectamente defendibles. Y, desde luego, una no es menos «literaria» que la otra.
«no es una novela»
Es cierto y, creo, innegable. Ahí están los datos, los hechos.
Sin embargo, creo que es la opción editorial hoy escogida y la recepción que se hace por ella, por lo que considero que caben dos análisis: como novela y como antología. Lo que no hizo el autor lo ha hecho la sociedad. La verdad es que también me parece interesante la solución intermedia: verla como una serie de TV antes que como una película; el símil parece muy adecuado: algo cerrado a partir de elementos autosuficientes.
En cuanto a lo de los personajes, Rudy, pues también de acuerdo. Muy interesante eso de que «los crea la historia». Creo que tiene mucho que ver con la defensa que hace C.S. Lewis Antología: «De este y otros mundos») de las novelas que se basan antes en la fábula que en la psicología y que no sólo son también literarios, sino que pueden muy, muy poéticos y grandes obras maestras. Discutir si son literarios me parecería ya de una ceguera insufrible.
Sobre lo que es o no es Fundación, yo creo que la palabra adecuada es «Fix-up». Desde luego no es una novela, pero la palabra «antología» sugiere una colección de relatos independientes entre sí.
La expresión Fix-up (no sé si hay correspondencia en castellano) tiene el matiz exacto: Una serie de relatos independientes pero relacionados para contruir una historia mayor.
El análisis que he hecho no se basa en que sea una novela o no (afirmo que no es una novela, como parece que todos estamos de acuerdo, pero no me baso en ello para sacar otras conclusiones, es simplemente una conclusión más; curiosamente, también afirmo que la falta de planteamiento-nudo-desenlace típica de una novela no es lo que lo hace mal libro). Vamos, que sea novela o no no es lo que yo veo como centro de la cuestión, vaya. O al menos no era mi intención al escribirla. Gracias de todas formas por la información sobre la gestación de esos libros, Rudy; me aclara la duda que tenía.
Me parece por el contrario muy interesante la discusión sobre si una novela o un relato o una historia en general se debería construir sobre personajes o sobre trama (o sobre otras cosas) para llegar a tener cierta entidad literaria. Reconozco que hay historias que no necesitan de esos personajes tal como los exijo yo en todo lo que suelo leer, y que por tanto, como dice Rudy, se puede considerar sólo una opción más -aunque la dominante en la literatura de hoy en día, creo-. Pero también digo que a Asimov, en ese libro, sí debería exigírsele esa aproximación literaria; primero porque si surgió en el XIX ya tuvo tiempo de ponerse al día en literatura y tomarla en cuenta, segundo porque no veo que él quisiera hacer uno de esos tipos de historias que no requieren personajes autónomos, como las fábulas que comenta Fer. De hecho, uno de los motivos que sigo viendo principales para que no sea un buen libro (literariamente hablando) es no haber escogido la opción literaria de darle vida a sus personajes.
Respecto a este punto me resultan muy interesantes e instructivas las reflexiones que estáis haciendo :-)
Hombre, que uno haya nacido en una época donde la corriente literaria dominante se basa en tales o cuales premisas o exigencias no implica necesariamente ni tenga que seguirla ni que el seguirla o dejar de hacerlo hagan de él mejor o peor escritor.
En segundo lugar, el tipo de relatos que escribía Asimov, desde mi punto de vista, no eran, ni pretendían ser, relatos «de personajes», sino «de situaciones», donde por tanto los personajes son meros actores de un drama y que encarnan distintas posturas ideológicas, dialécticas, filosóficas o como lo queráis llamar. El verdadero protagonista en los relatos de Asimov (y de muchos otros escritores) no es ningún personaje sino, en general, una combinación de escenario+situación a resolver.
A partir de ahí, nos podrá gustar más o menos, llenar más o menos, o satisfacernos más o menos ese aspecto. Pero es, en todo caso, una característica intrínseca de ese tipo de narraciones. Por usar jerga informática, es más una «feature» que un «bug». Que nos parezca una «feature» erronea, un modo incorrecto de enfocar lo que debe ser un relato… bien, me temo que ahí nos movemos en un terreno bastante resbaladizo y poco fiable.
Personalmente no creo que se pueda argumentar de un modo definitivo que una forma de enfocar el asunto sea mejor que la otra. Puedo estar equivocado, evidentemente.
Libro prohibidísimo por el Opus, curiosamente.
La verdad, no veo a Asimov nadando contracorriente entre las tendencias literarias de su época. Es más, no le veo preocupándose por ninguna corriente literaria XDD
En cualquier caso una cosa es la intencionalidad y otra las capacidades literarias para implementarla (en relato, fixup, novela,… lo que sea).
Tengo una visión de las intencionalidades de Asimov, al menos en Fundación, muy parecida a la tuya, Rudy: creo que su interés principal era resolver un conflicto lógico, incluso por encima de describir un escenario o una situación. Por supuesto, muy por encima de los personajes involucrados en el conflicto. Quizás el segundo motivo más importante que tuvo al escribir este libro fuera aportar algunas ideas plausibles de mundos futuros (centradas en posibilidades científicas). De nuevo lógica, ciencia, inteligencia, ciencia, trama, lógica, ciencia.
La diferencia es que tú consideras que lo que escribió en Fundación es un ejemplo válido de una opción literaria (como tantas otras que hay, utilizada de hecho por muchos otros), y yo veo (intuitivamente, porque no soy teórico de la literatura) que simplemente no le salía bien, que no tenía capacidades literarias para plasmarlas como obra de arte literario al nivel que se hubieran merecido esas tramas/situaciones/conflictos/ideas. Y en la reflexión trato de explicar por qué lo veo así.
No creo que podamos llegar a mucho más, me temo. Qué le vamos a hacer: somos aficionados, no estudiosos de la literatura. Yo he intentado dejar fuera de mi reflexión mis gustos personales (no he hablado de ellos), pero no mis opiniones sobre lo que entiendo que es el arte literario (desde mi modestos conocimientos sobre el tema). Mi reflexión no iba por tanto sobre lo que a mí me ha llenado o no, o sobre lo que me ha satisfecho o no (de hecho me resultó agradable de leer), sino sobre lo que Asimov consiguió o no al escribir ese libro que no era de divulgación, ni de ensayo; recordemos que se supone que era… bueno, eso que nadie sabe definir muy bien y que se llama literatura :-)
En cambio, yo sí veo a Asimov preocupándose por corrientes literarias, y asumiendo como propia una forma de narrar característicamente decimonónica (e inglesa) y cuyo máximo exponente es P. G. Woodhouse (cuya obra esta a caballo entre el XIX y el XX, pero cuya forma de narrar es netamente decimonónica).
Y no, no es una especulación vana por parte de un fan, es un comentario apoyado en opiniones del propio Asimov hechas públcas en sus volúmenes autobiográficos, en las entradillas de sus antologías donde a menudo habla de sí mismo y de cómo ve la literatura, en sus recopilaciones de artículos, o en sus cartas, publicadas hace unos años.
No voy a entrar a valorar las capacidades literarias de Asimov. Discutir si era mejor o peor escritor me parece, en principio, un tanto vano y fútil y no nos llevaría a ninguna parte.
Pero hay ciertos elementos sobre sus preocupaciones narrativas y su forma de encarar el hecho literario que creo que son objetivas, que hay los suficientes datos (aportados por el propio autor al reflexionar sobre lo que escribía y apoyados, precisamente, en su obra) que son evidentes y que marcan una voluntad de estilo.
Asimov podía bromear a menudo diciendo de sí mismo que no tenía estilo, pero cuando hablaba en serio (y, como he dicho, lo hizo bastante a menudo y en forma pública a lo largo de su carrera) sí que se percibe una voluntad de estilo y una concepcion clara y concreta de la literatura.
Y es fácil ver que su obra siga esas directrices que él mismo consideraba que lo definían.
Luego, por supuesto, porque las intenciones y los resultados no tienen por qué tener nada que ver, podemos discutir hasta qué punto esas directrices generaban una obra literaria válida o no. Pero están ahí y son rastreables en todo cuanto escribió.
Así que sí, para mí lo que hacía Asimov podía llamársele con toda justificación «literatura». Podrá ser mejor o peor, y eso nos llevaría a estar discutiendo años enteros, seguro, pero los elementos que definen su obra de ficción son elementos literarios a los que da un uso literario. Concretamente, elementos narrativos, ya que ante todo era un narrador.
Evidentemente, ni me dedico a la teoría literaria ni tengo buena parte de los conocimientos académicos que tienen quienes se dedican a ello.
Sin embargo, soy capaz de reflexionar sobre lo que leo, de (eso creo y perdón si parezco soberbio) de argumentar de un modo lógico y consistente las conclusiones a las que llego tras esas reflexiones y de poder señalar, en la obra sobre la que reflexiono, cómo los elementos literarios que he visto en una obra son implementados y realizados.
No creo que para hacer todo eso haga falta ser un «estudioso de la literatura», la verdad.
«La verdad, no veo a Asimov nadando contracorriente entre las tendencias literarias de su época. Es más, no le veo preocupándose por ninguna corriente literaria XDD»
Ya me estaba oliendo que me faltaban unas cuantas más D en el smiley para que se notara bien que yo iba de cachondeo con esas dos frases ;P
De lo demás, vale, era lo que yo decía. Con lo de que no somos estudiosos de la literatura no me refería a que no pudiéramos reflexionar sobre ella, sólo a que en este hilo no creo que lleguemos a mucho más, porque cada uno reflexiona sobre sus impresiones (justificadas, eso sí) y en las impresiones de cada una no coincidimos, no iba por nada más. Precisamente sin ser estudioso he reflexionado sobre este libro en particular, argumentado de modo lógico por qué creo que no dio de sí lo que debía haber dado y señalando elementos concretos que la hacen un intento fallido:
-Trazado insuficiente de la psicología de los personajes a través de pequeños gestos y un par de cambios de ánimo distintos, es decir, ese tratamiento psicológico no es nulo. Por tanto: lo intenta pero no le sale. Es al menos mi conclusión.
-Descompensación entre número de personajes (muchos) y tipología de los mismos (pocas). Desorienta al lector y desperdicia recursos narrativos.
-Tramas incoherentes en algunos puntos.
-Escenarios mala o nulamente descritos, en un libro en el que el escenario tiene cierta importancia para la trama.
-Excesiva cantidad de diálogos para una historia que no está basada en personajes… Al final mi conclusión es que son diálogos, realmente, del narrador. Pero para eso está el narrador…
Y otros menos importantes que no he incluido en esta reflexión pero que tenía anotados tras su lectura:
-Mal ritmo: demasiado rápido en los primeros relatos (mucho más agradable en los últimos).
-Algunos diálogos forzados, de motivaciones no muy comprensibles a cuenta de los personajes que los dicen, sólo por llegar a la conclusión buscada por el narrador
-Intervención del narrador para explicar cosas sin dejar que sea la historia -los personajes- quien lo haga, cuando se podía.
En fin, tras este resumen breve de los argumentos lógicos y razonamientos que han llevado a mi reflexión, sin duda no compartidos por todo el mundo (faltaría más), yo al menos me retiro del hilo porque mis conocimientos literarios no dan para mucho más. Pero es que mis energías blogueras ya ni te cuento… Que a mí sólo me invitaron a escribir la reflexión, no me dijeron ná del tiempo necesario para explicarla XDDD
Es curioso lo de Harold Bloom, es mentarlo y los expertos en teoría de la literatura se pone, como diría, ¿un poco nerviosos? :D
Bromas aparte, yo tampoco soy estudioso de la literatura pero si creo que Bloom, dejando aparte la terminología que utiliza, hace una tipología sencilla e útil sobre las dos grandes opciones narrativas con que se enfrenta un autor.
En lo que no estoy de acuerdo con él es en despreciar el romance (o sea, la peripecia y el ambiente) y ensalzar la novela (desarrollo de personajes). Uno puede disfrutar ampliamente con ambos tipos de libros y dudo que se pueda decir seriamente que un tipo es mejor o peor que otro (o más fácil o más difícil de escribir o leer).
Asimov tenía muchos problemas como escritor, como ha señalado Madrigal en su último mensaje, pero sus obras funcionan. No sé como ni de que manera, pero funcionan, atrapan al lector y gustan. Incluido el público no de CF (que durante años prácticamente esta fue casi la única CF que leyó).
En fin, algo tiene el agua cuando la bendicen.
No discuto en absoluto lo primerizo de los relatos que componen Fundación (que creo que tu análisis se centraba sólo en ese libro, no en la trilogía completa, si no he entendido mal) y es cierto que Asimov va aprendiendo a escribir sobre la marcha, cometiendo muchos errores y puliendo poco a poco su forma de narrar. Así que puedo estar de acuerdo sin problemas en que los primeros cuentos son torpes, tienen ciertos problemas de ritmo y la trama no está estructurada todo lo bien que debería estar.
De hecho, para mí, una de las cosas que me resultan fascinantes de la trilogía de la Fundación es ver precisamente cómo Asimov va aprendiendo a narrar a medida que lo hace y cómo cada nueva historia es un poco más compleja, ambiciosa y más conseguida que la anterior. Pero, bueno, eso ya sería salirnos del tema, sin duda.
Como decía, no discuto los defectos narrativos de Asimov en este primer volumen de la trilogía. (Lleva poco más de dos años publicando cuando comienza con la saga y en ese momento es poco más que un recién llegado prometedor que apunta buenas maneras, pero no resulta precisamente deslumbrante).
Mi… desacuerdo, por llamarlo de algún modo, con la tesis que planteas no es porque no coincida con los defectos que comentas sino porque, si he entendido bien lo que decías en el artículo, pareces achacarlos más bien a que Asimov tiene intenciones extra-literarias (divulgativas, podríamos decir) y que es eso lo que hace que los relatos no sean buenos o no estén bien acabados.
Eso es algo que no veo. Cuando Asimov hacía divulgación, hacía divulgación, pero no usaba su ficción como un método pedagógico. No pretendía «instruir deleitando» ni nada de eso. Su intención, tal como lo veo, es puramente literaria. Su impulso primario es narrativo, por así decir y si se rinde a algo, no es a la necesidad de presentar la ciencia como algo «atractivo» o que sus relatos sean educativos. Al contrario, si Asimov se rinde a algo (su coherencia como escritor -y podríamos decir que como persona, pero eso ya sería salirnos de nuevo del asunto- no le permite otra cosa) es a las necesidades de la historia, tal como él las entiende. Otra cosa es que sus herramientas narrativas, en ese momento no están, sin duda, a la altura de lo que pretende narrar.
Y, como apunta Iván, con todos sus defectos (más que defectos quizá habría que hablar de limitaciones) Asimov era un narrador eficaz. Y eso es algo que el lector siempre agradece. Bueno, al menos cierto tipo de lector, entre los que evidentemente me incluyo.