Un reloj sobre fondo negro ahogado en sangre

Me parece un buen momento para reflexionar sobre qué significa Watchmen. Y con ello elimino el discurso sobre qué significó, que gentes más doctas que yo han escrito largo y tendido sobre ello.

Watchmen es la posmodernidad desde el tiempo.

Y la posmodernidad es la desconfianza en los sistemas.

Ningún sistema se ha mostrado operativo, seguro, válido… Ni la religión ni la ciencia ni la ética ni el Derecho ni la literatura ni el arte en general ni el amor ni el odio ni la autodestrucción ni la familia ni la vida ni la muerte ni el tiempo…

Watchmen es desolador porque la posmodernidad es desoladora.

Es muy difícil hablar de Watchmen sin hablar de la última viñeta, pero en ella está la última broma de la nada sobre la realidad. Digo: «la nada» por no decir «Dios» y porque se entienda que no hay sentido ni justicia poética en la realidad. Nadie triunfa de verdad al final de Watchmen porque el triunfo de Rorschach es la derrota de la realidad, de la esperanza.

Cuando se analiza la narrativa posmoderna, siempre se habla de los dos sistemas más destruidos por nuestro tiempo: el Yo y el Tiempo. Y, por espacio, me centraré en un único ejemplo: el manejo del tiempo en el cómic.

De un modo hoy difícilmente superable -en mi no modesta opinión Watchmen entroncó con estructuras que hoy se desarrollan en la literatura más experimental, como ese soberbio capítulo del Dr. Manhattan. En él se retoma la idea de que el tiempo es una falacia, aunque falacia muy convincente. Muchos autores literarios lo habían transmitido. Los mejores ejemplos quizás fueran Proust y Cortázar, pero en mi opinión Watchmen?en este aspecto? supera a En busca del tiempo perdido y a Rayuela gracias al buen hacer de Moore y Gibbons y, ante todo, gracias a las enormes posibilidades del cómic, que permite la simultaneidad temporal como no la permite la novela.

Recordemos: el cómic es el único género diseñado explícitamente para que manipulemos el tiempo a nuestro antojo. La pintura y la fotografía nos obligan a detenernos en un instante y a fundar todas nuestras especulaciones temporales en un estático instante. El cine, la novela, el cuento… están diseñados desde y para su linealidad (como tantas veces le fastidió a Borges), aunque podamos detenernos y volver sobre ellos.

Sólo el cómic aspira a que el lector lo manipule como quiera, parándose en esos colores de 300 para relacionar viñetas y momentos diferentes, ese Phone Bone sentado soñando y deleitarnos con las líneas, la composición…

Ese Comediante que cae mientras el tiempo se desarrolla en paralelo para que podamos volver a él y relacionarlo, volver a hacerle caer, redescubrirlo y vuelve a caer y seguimos adelante y vemos de qué va la cosa y volvemos a ver al Comediante caer, caer, caer… Porque  en Watchmen el Comediante caerá eternamente, a nuestro capricho, porque se sabe que es así como se lee un cómic y no como se suele ver un DVD, por muchos botones que tenga un mando.

La revisión en un DVD es anecdótica. La revisión en Watchmen es parte de Watchmen.

El tiempo en Watchmen lo es todo, pues une pasado presente y futuro: el horrible futuro que se nos niega, que el lector debe rellenar sin más herramienta que la desolación. Watchmen es el tiempo roto: es la vejez y la juventud, la mezcla entre el tiempo del cómic ?y del tiempo del cómic en el tiempo del cómic (en el del pirata): la ficción en la ficción? y nuestro tiempo (recordemos que es una ucronía), el tiempo en la mente de Rorschach y el tiempo en la mente del psiquiatra como en la de cada pequeño personaje que completa la obra, el tiempo de "hemos llegado a tiempo para detenerte", el tiempo del reloj en cada contraportada, el tiempo de la simultaneidad de almas en la viñeta, en la página, en la obra entera y sobre todo en la muerte.

Cito a Fidel Insúa para cerrar la reflexión: ante el horror del caos que supone Watchmen, sólo se salva Rorschach, la creación de un código personal que se mantiene aunque mantenerlo cueste horror, mayor desolación y, por supuesto, mayor caos. Es decir, sólo el Yo salva a la posmodernidad. Pero es un Yo tan patético…

Porque Watchmen muestra como ningún cómic qué es el cómic.

Porque Watchmen, hoy, es el cómic como arte, como entretenimiento, como lenguaje, como uno de los más lúcidos signos de nuestro tiempo

4 comments

  1. Disiento de la idea de que la posmodernidad se limite a la desconfianza de los sistemas, de ser así existía ya un nombre para eso, uno preposmoderno: escepticismo. Vale que se ha dado mucho autobombo en ese sentido, cosa que suele ocurrir normalmente con todos los movimientos «revolucionarios», pero no creo que toda obra que analice el poder sea necesariamente posmoderna perse.

    Aquel ¿quién vigila al vigilante? es perfectamente aplicable a la propia posmodernidad en su pretenderse como un movimiento de desconfianza hacia el sistema. Es una peculiaridad que mi profesor de Filosofía Contemporanea en la carrera, ilustre posmoderno, nunca supo responderme. ¿Por qué si la Historia se ha muerto, la Filosofía y la Ciencia según algunos posmodernos buena parte de ellos trabajan de funcionarios? Lo digo porque a mi filosóficamente la posmodernidad me parece un sistema cazasistemas, algo que por lo general suele rendundar siempre en diferentes densidades de vacío, como decía Aristóteles del relativismo: El juicio «Todo es relativo» es también relativo.

    Si comparto lo que dices al respecto el tiempo narrativo del comic, es uno de sus aspectos fundamentales, pienso que incluso es la razón por la que las adaptaciones al estilo la que se ha hecho con Watchmen no acaben de llenarme. Se pierde tmuchísimo de la historia original precisamente por esa falta de libertard para con el tiempo que tiene el espectador.

    Rorschach en mi opinión más que encarnar un Yo salvífico representa una suerte de idea colectiva: libertad. De hecho siempre pensé que en Watchmen juega Moore con la idea de superhombre nietzschiana tanto en la figura de El Comediante como con Rorschachs, ambos ven a la cara la naturaleza humana, el abismo que devuelve coquetas miradas, sólo que uno la abraza y otro se nihiliza. No es Rorschachs el que triunfa, puesto que no hay nada que ganar, es la libertad de llevar a término la propia naturaleza elegir si cabe la extinción antes que la esclavitud de satén.

    Un saludo y estupendo texto!

  2. Ante todo, muchísimas gracias por la última línea, pero sobre todo muchas gracias por la crítica a mi crítica. Me ha encantado; la he disfrutado, de verdad.
    Creo que hay muchos problemas cuando se emplea el término: «posmodernidad». Tomando lo que comentas, yo vería la posmodernidad como la época que ha tomado el escepticismo como esencia de su paradigma cultural.
    Yo cito mucho la posmodernidad porque me parece que estamos de verdad en una época posterior a la modernidad que se inició con el Humanismo y que llegó a la cumbre con la Ilustración y con el Positivismo. No sé muy bien si es un momento de transición, como parecen defender algunos, o el siguiente paso de la modernidad, como defiende Habermas. ¿La modernidad lleva en sí a esta crisis de los sistemas? ¿Era inevitable y, por consiguiente, no ha cambiado el paradigma? ¿O es el paso definitivo para vivir con la aceptación de que los sistemas son meros consensos sin fundamentos absolutos?
    Sea como sea, estoy completamente de acuerdo con tu segundo párrafo, especialmente con la idea de posmodernidad como sistema «cazasistemas». Me cuesta un poco calificarla de sistema, aunque estoy de acuerdo con que el llamado «pensamiento débil» posmoderno se cae por deberse a sus propios objetivos, que los tiene (lo que expresas con la frase sobre el relativismo). Y, desde luego, lo de los funcionarios es real respecto a los principios del «fin de la historia». Lo del fin de la historia me parece que queda «muy efectista», pero que pierde peso al profundizar en ello.
    Si te soy sincero, nunca acabo de ver claro si me siento moderno o posmoderno; lo cual en sí, sofísticamente hablando, es muy posmoderno, ¿no?
    De acuerdo con lo de la adaptación; me ha encantado la del cine, pero evidentemente con el cambio de lenguaje se pierde la maravillosa concepción «posmoderna» del tiempo del cómic.
    La interpretación que das sobre Rorschach me vale y no la veo incompatible, excepto en que yo sí creo que él triunfa en cuanto que obtiene su objetivo, al contrario que el resto de los personajes.
    El Comediante, por otro lado, según lo siento, es un nihilista de pacotilla comparado con Ozymandias, Rorschach y Dr. Manhattan. Es de esa fuerte impresión -la de que estos tres pueden ser más nihilistas que quien nos parece el máximo nihilista- de donde creo que se extrae una de las lecturas más inquietantes del cómic.
    Pero, en fin, de verdad que en general estoy muy de acuerdo con tus comentarios.
    Gracias de nuevo.

  3. Es un placer, sinceramente, el leer este tipo de textos aplicados a «nuestras aficciones», sobre todo porque creo que son necesarias.

    Mi problema con la posmodernidad es absolutamente personal, pero me lo he ganado a pulso sufriendo una carrera en la que buena parte del profesorado confesaba con fe y pasión dicha fe. Un día me di cuenta de que había leído más textos sobre Nieztsche que propiamente los suyos, sobre todo de gentes como Rorty. Resumiendo: acabé hasta la napia.

    Pero con todo es cierto que parte de su discurso me atrae, sobre todo eso del fin de los metarelatos de emancipación. Realmente uno se pregunta hasta qué punto los programas derivados de la modernidad no conllevaban de suyo ya su propia semilla de destrucción.

    Visto desde lo que planteas ciertamente Watchmen puede enmarcarse dentro de los posmoderno. Por mucho que me duela el admitirlo, buena parte de su discurso es interesante.

    En cuanto a R. si bien consigue su objetivo, creo que es un personaje que representa una extrema despersonalización hasta el extremo de sólo quedar de él la máscara. El capítulo de la cárcel, con el juego dialógico del terapeuta (que creo en buena parte afecta directamente al lector, magistralmente como todo con esta obra) nos va descubriendo el proceso de alienación absoluta de R, a la vez que descubrimos que parte de ese proceso también afecta al terapeuta, puesto que este va descubriendo cuánto de él mismo se esconde tras su propia máscara de profesional hamburguesado y cegado por su buenismo. La construcción de R como personaje es un viaje en el que su propio ego va transformandose en otra cosa, en algo que no podríamos decir estrictamente que es un Yo. Más que un Yo es un Espejo, una forma de poner a la luz, ante tus mismos ojos un espejo que refleja una justicia desnuda. No es Kovacks quien triunfa sino Rorschachs y precisamente por eso no triunfa un Ego.

    El Comediante representa el haberse quedado a las puertas del abismo, no basta con dar un vistazo sino verlo. Si Rorschachs ve el abismo y tras ello queda sin más una máscara, El Comediante lo mira para rápidamente dar la espalda. Precisamente su nihilismo es de pacotilla porque es falso, mientras que Rorschachs pasa a ser una máscara cuya esencia es la de ser una justicia especulativa El Comediante construye un ego, sólo es verdaderamente nihilista en el encuentro con Moloch, porque representa una cosmovisión hecha ego que inevitablemente conlleva su propio final (joer, otro elemento posmoderno XD) El final inevitable de los Nicks Furia y los Capitanes América. El American Golden Boy que acaba inebitablemente en un fascismo nihilista.

    Y sí tienes toda la razón, la enorme carga cínica de que el tipo más asqueroso (del que hemos visto en el tebeo, no en la peli, cosa que me duele, su adhesión fascistoide sin disimulo) sea el que defienda realmente la autarquía, el principio de libertad es magistral. El más humano de todo al final es aquel que se ha convertido en una máscara, que representa en sí mismo un abismo, como descubre el pobre terapeuta, un tipo cuya máscara es un ejercicio de mostración de la psicopatía de nuestra propia esencia.

    Ozzymandias y Manhantan, esos sí que acojonan, porque a la pregunta de ¿quién vigila al vigilante? responden con un «por tu bien», y uf, bien pensado es de las cosas que más miedo dan.

    En fin, un abrazo y gracias por la respuesta!

  4. Gracias a ti. Coincidimos en el latazo de leer textos sobre textos en vez de ir a las fuentes originales.
    Respecto al resto de tus comentarios, sigo estando de acuerdo. Algún día se dedicará libro sobre la relación de estos temas con Watchmen. ¡Esperemos que sea en este siglo y podamos leerlo!
    Un abrazo.

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