Muchos de los libros de Stanislaw Lem tratan de la condición humana; de sus logros y de sus miserias. En general, más de sus miserias y de la incomprensión hacia lo desconocido que de sus logros (o, al menos, estos quedan en un segundo plano). Y El Invencible no es una excepción sino una muestra más de una de las temáticas predominantes en el autor polaco (junto con la cibernética). De lo que sí carece es del socarrón e inteligente sentido del humor del que hace gala en otros escritos. Por el contrario, desde el principio hasta el final esta novela está impregnada de un halo de pesimismo y tragedia.
El relato se inicia con el aterrizaje del todopoderoso crucero espacial El Invencible en el desértico planeta Regis III. La nave tiene encomendada una misión de búsqueda y rescate de su gemela la Cóndor, de la que nada se sabe y con la que se perdió todo contacto. Las primeras páginas son muy descriptivas en cuanto al aterrizaje del crucero en el planeta, cómo se ponen en funcionamiento los diferentes sistemas y cómo se reanima a su tripulación de la suspensión en la que estaban inmersos para el viaje espacial. Estas páginas están cargadas de fuerza y establecen el poderío militar y la grandilocuencia de la astronave. Las nubes de polvo parecen envolvernos, la pesada masa de la nave desciende poco a poco sustentada por la fuerza de unos motores que derriten la roca bajo ellos… Las descripciones de las primeras páginas son magníficas y muy plásticas. No deja de asombrarme que se pudiera describir tal aterrizaje allá por los años sesenta. Justo después se envían las sondas y vehículos de exploración y se instaura un campo de fuerza para proteger la misión. Acto seguido comienza la búsqueda de la Cóndor y sus tripulantes.
Las descripciones de Regis III son detalladas. Lem las utiliza para aumentar la sensación de aislamiento y desesperanza de los hombres que acaban de poner el pie a tierra. Se describen valles y montañas desoladas, mares interiores y una aridez superlativa que todo lo ocupa. Pronto se establece que no hay vida terrestre pero sí acuática: unos seres inofensivos bastante primitivos de los que, en principio, nada hay que temer. Pero las cosas empiezan a empeorar cuando se descubren los restos accidentados de la misión anterior y, lo que es peor, parece no haber ningún superviviente. A partir de aquí comienza una investigación que involucra hasta el último tripulante de El Invencible.
Estos primeros descubrimientos abren paso a uno mucho más interesante e inesperado. En Regis III hay una forma de vida muy, muy extraña: unos pequeños dispositivos metálicos que se unen en forma de colonia para engendrar un ente mayor. La extrañeza de su belicoso comportamiento pone en alerta a El Invencible y todos sus ocupantes. Los repetidos intentos de establecer contacto son contestados de forma beligerante. Los primeros ataques humanos en respuesta no hacen sino aumentar la impotencia que sienten al no surtir ningún efecto en el ente alienígena y la situación empeora mucho cuando el enjambre de partículas electrónicas ataca mediante campos electromagnéticos a los humanos, sumiéndolos en una profunda amnesia y convirtiéndolos prácticamente en bebés con cuerpos de hombres. Las víctimas nada recuerdan de quiénes son y se limitan a vagar sin ningún sentido. Los más afortunados serán rescatados por sus compañeros mientras que el resto vagará por la superficie del planeta hasta perderse en el desierto hasta su incierto final.
La novela apenas tiene relleno. Todo se nos cuenta en menos de 200 páginas. Pero entre los pasajes del relato encontraremos multitud de magníficas y pormenorizadas descripciones del planeta, que no son sino una metáfora del estéril esfuerzo del hombre por, primero, comunicarse con la entidad que los acosa y, después, por combatirla. Sin embargo, estas descripciones no resultan nada pesadas. Al contrario, dotan al texto de una ambientación magnífica sumergiendo al lector en el mismo ambiente hostil que los protagonistas de la novela. Capítulo a capítulo asistimos a los diferentes esfuerzos de El Invencible por eliminar a la nube-enjambre que, de forma irreversible, terminan en fracaso. Poco a poco la situación se irá tornando más y más desesperada y el alienígena no hará sino diezmar a la tripulación, cada vez más acorralada dentro de los límites de la astronave y su campo de fuerza protector, con menos medios con los que defenderse y obtener éxito en la misión.
Casi la totalidad de la novela se mantiene sobre sus dos personajes principales. Por un lado Horpach, el comandante de El Invencible, la personificación del deber y el orden militar. Será él el que se empeñe en destruir al enjambre y el que encarne la cerrazón humana de someter al ente sin tratar de entender a fondo la situación y el entorno en que se mueven. En el texto se hace referencia a él como “el astronauta”, que le da cierto regusto clásico al libro. Y por otro lado tenemos a Rohan, el que más se expondrá a la criatura de Regis III, el que más explorará el planeta y que mejor comprenderá la situación y la inutilidad de la lucha, al entender que el ente alienígena es una máquina de supervivencia que ha refinado sus métodos a lo largo de miles de años y que el Hombre nada tiene con qué hacerle frente. Los diálogos entre ellos serán constantes, intensos e inteligentes. Al final, comprendemos que el título de la novela no hace referencia al crucero espacial.
El Invencible es ciencia ficción y aventuras un peldaño por encima de muchos otros libros del género en calidad literaria, sin que por ello pierda un ápice de interés ni sentido de la maravilla o se convierta en un libro pesado o difícil de leer. Y no sólo este libro: Lem es un escritor serio, aunque en la mayoría de su obra haga uso de un fino sentido del humor y de la sátira.
Definitivamente creo que es una buena obra para iniciarse con el autor polaco. Aúna misterio, aventura, exploración planetaria y acción. Poco más se puede pedir. Una obra redonda, de fácil lectura y que mantiene el interés hasta el final. Una buena novela de ciencia ficción sin caer en tópicos y que ha envejecido muy bien. Nadie diría que fue escrita hace más de 50 años.
Magnífica reseña de un gran clásico. Gracias y enhorabuena.
Lem dedica un espacio, como para el mar de Solaris, a elucubrar cómo puede ‘pensar-sentir-desarrollarse’ esta colmena, con indicaciones de que no tiene decisiones monolíticas, que ha ido alcanzando diversos grados de evolución, etc…Plantea muchas hipótesis, no las resuelve.
Un libro magnífico.La portada de Minotauro, mucho mejor que la original.
Saludos
Rayos. No recuerdo casi nada del argumento de este libro, y mira que me he leido todo lo de Lem que he podido. Lo de los ataques a la tripulación se me ha olvidado completamente.
Creo que, para variar, no quedaba claro si el ente era un organismo vivo o una máquina bélica de alguna antigua civilización o que.
Creo que voy a empezar el repaso de Lem por ahi :-)
@panta: A riesgo de ser picajoso, la portada en inglés digo yo que la original precisamente no es. Sería una polaca.
Y ya que estoy, aprovecho para decir que Lem es un genio infravalorado tanto fuera como dentro del género.
Estoy contigo, Joserra. A pesar de los muchos admiradores que tiene dentro de los aficionados al género, yo también tengo la sensación de que no está considerado como el grandísimo autor que es.
Fuera del género tampoco, pero hay que alegrarse de que poco a poco se le va haciendo justicia, como demuestra el dossier que le dedicó Quimera o el acto especial que se le reservó en la última edición de Kosmópolis.
Soltaré la burrada que siempre suelto con miedo a que me apedreen: cuando se dice que es borgiano, respondo siempre que en mi opinión supera a Borges en casi todos los aspectos. (En la cara no vale, que quedan marcas…)
No lo sé. La ventaja de Borges es que le podemos leer en el idioma original, mientras que Lem, pues me tengo que quedar con que los que saben dicen que su dominio del polaco y su capacidad para usarlo era excelente, porque yo como mucho me quedo con la sombra de eso en castellano o inglés.
Tambien me parece que Lem corre con desventaja porque entre las obras humorísticas (y ya sabemos lo que cuesta que la gente se tome en serio el humor) y las obras de «género» donde tomaba una idea científica y la desarrollaba a todo detalle (y ya sabemos lo que el «mainstream» opina de que sepas de lo que estas hablando en cuanto a técnica y ciencia)… Y luego tienes cosas como Vacio Perfecto o Magnitud Imaginaria donde la profundidad filosófica y la voluntad de no evadirse en esteticismos sino ir a saco a por ellas hace el mismo efecto.
Y lamentablemente no pude ir a Barcelona a ver lo de Kosmopolis :-/
En cuanto a «dentro del género», me encanta este articulo de Bruce Sterling sobre Lem
http://lib.ru/STERLINGB/catscan02.txt
Creo que resume muy bien y con estilo tanto las caracteristicas de la obra de Lem como… digamos las razones de la desaveniencia :-P
«Soltaré la burrada que siempre suelto con miedo a que me apedreen: cuando se dice que es borgiano, respondo siempre que en mi opinión supera a Borges en casi todos los aspectos. (En la cara no vale, que quedan marcas…)»
Completamente de acuerdo Fernando Ángel, no es ninguna burrada, es la pura verdad. Lem es superior a Borges.
En cuanto a la novela, lamentablemente es bastante desconocida, cuando es una de las mejores en su género. Recuerdo que lo que en su momento más me gustó de esta novela es esa sensación de misterio, de peligro en el aire, de lo ominoso, que hay al principio, hasta el momento en qué descubren qué es lo que pasa realmente en el planeta. Siempre he pensado que Lem podría haber sido un magnífico escritor de terror.
Que provocadores y gamberros, pardiez…. Pedradas no, pero alguna colleja…
Es fama que la verdad nunca se sabe…
Borges escribe un estupendo y pomposo y totalmente carente de ironía español. Y eso, y lo erudito que se nos manifiesta, le hace antipático, pero es un incuestionable dominador del idioma ¿o no?. Tiene algunos cuentos estupendos y dos libros muy hermosos, el libro de los seres imaginarios y la historia de la infamia, o algo así… Perfectos… Además es un gran poeta. Bueno, no estoy muy seguro de lo último… no me acuerdo de ninguno salvo el de Coleridge y el palacio del khan o algo así…
Si queréis decir que metafisica y epistemológicamente Borges está tan sobrevalorado como Lem infravalorado, lo comparto.. aunque yo solo he leido Solaris, la verdad. Y la parte en que se manifiesta el planeta, tela… Gran libro.
Ah, y la portada inglesa, jesúsdemivida….
¿Verdad? Yo es que veo las portadas americanas y hay libros que ya no los compraba de la pura verguenza. Mientras que aqui, otra cosa no, pero portadas elegantes si que hacemos :-)
Sim: ¿solo recuerdas dos poemas de Borges y afirmas que era un gran poeta? Nos ha jodido que no puedes estar seguro… ;)
¿Solo has leído Solaris y concluyes sobre la infravaloración de Lem y la sobrevaloración de Borges?
Bueno, eso decía mi profesor de filología :))) Lamento decepcionar. En su día, por pura moda, leí mucho si no todo a Borges, pero recordar recordar, pues no recuerdo más… ya voy siendo mayor…
De Lem, aparte de mi admiración por Solaris, fundamentalmente, algún articulillo sobre sus propuestas epistemológicas, que me parecen muy sugestivas. En cambio, las de Borges no. Y a eso se reduce lo poco que sé.
La colleja era por provocadores.
En general, no soy un profundizador en la obra de autores. Actualmente, procuro no repetir (aunque con el Invencible puede que haga una excepción), creo, además, que un gran autor suele dar una o dos obras maestras, y luego se machaca el filón. Ya digo que esta norma me la suelo pasar por el arco demasiado a menudo así que es normita…
Por supuesto, lo mío es pura opinión de aficionado, no de lemiologo
Pues yo recuerdo al menos tres poemas de Borges, je, je. Y qué puedo decir de «El libro de los seres imaginarios» que fue uno de los primeros libros (que no fueran tebeos o infantiles) que leí en mi infancia. Y además no me cae antipático, y me gusta, hasta cierto punto, ese estilo pedante que tiene que en cierto modo engrandece algunos de sus relatos en lo que introduce falsas erudiciones (Por ejemplo, en «Las tres versiones de Judas» o «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius»).
Pero más allá de las propuestas epistemológicas y metafísicas (que Borges tiene algunas interesantes como los universos múltiples, como historias, por ejemplo) me parece superior en su conjunto la obra de Lem. Borges se inventa libros, pero Lem se inventa esos libros, las reseñas, y toda una teoría científica o filosófica en torno a cada uno de ellos.
También me parece un narrador mucho más prolífico, capaz de escribir una novela realista sobre la guerra muy notable, o una paja mental dickiana con mucho sentido del humor, o emular las obras satíricas de Voltaire. En ese sentido Borges es mas monolítico, o así me parece a mí.
Y Borges tiene algo más de entidad epistemológica de lo que parece. Un antiguo profesor mío escribió un prólogo de «La teoría atómica y la descripción de la Naturaleza» de Bohr empleando «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius» como una analogía o metáfora de algunas concepciones de la física cuántica…
Sim, para profundizar en las propuestas epistemológicas de Lem yo creo que lo mejor es «La investigación», que además acaba de ser reeditada.
Gracias Instan, de hecho lo poco que sé de Lem lo debo en parte a tu blog. Yo no lo dudo. En favor de Borges en esta comparativa, solo se me ocurre decir que es un grandísimo dominador del idioma. Aunque bueno -por eso citaba la manifestación de solaris en formas geo-eco-mófica y como sea, no sé/no creo que Lem sea muy, muy, muy… Borges, como prosista, sí. Aunque maestros tiene la iglesia.