Entrevista a Rafael Marín

¿Has introducido cambios en esta nueva edición de Mundo de Dioses respecto a la original de 1998?
No, no me parecía justo, ni creo que hubiera nada que aportar a la historia.

Inevitablemente, dada la coincidencia de la publicación con el estreno de Watchmen, tengo que preguntarte por influencias… o por respuestas a lo allí planteado.
Watchmen
no es un tebeo de superhéroes, ni siquiera de superhombres. Mundo de dioses es una novela de superhéroes donde éstos, muchos siglos antes, y debido a su superioridad en todos los aspectos, se han hecho con el poder. Hasta ahí, creo, los parecidos entre ambos. Moore y Gibbons hacen una radiografía de los cómics para contar su metáfora sobre el poder. Mundo de dioses es, en todo caso, una historia sobre el racismo… donde este, genéticamente, tiene razón de ser. Watchmen examina el medio del comic y yo lo traslado al medio escrito: es fácil dibujar mil batallas de superhombres, pero te quedas sin palabras a la segunda. Y de eso se trataba, de hacer una traslación que fuera entretenida y literariamente audaz, incluso bella.

¿Te ha perseguido el recuerdo de alguno de los Centinelas, has barajado crear nuevas historias -o guiones- para ellos, precuelas…?
La verdad es que no. Cuando termino una novela, suelo pasar página y no vuelvo a ella, ni siquiera al universo donde se desarrolla. Alguna excepción, claro: los dos cuentos ambientados en el universo de Lágrimas de luz; pero nunca he vuelto al mundo de La leyenda del Navegante, y eso que podría dar mucho juego todavía. Mundo de dioses fue, en origen, una idea para una serie de relatos. Luego, un guión de cómic. Al final, se convirtió en una novela de "empieza y acaba". Hace unos años, eso sí, me planteé escribir un relatito corto, apenas una página, con la muerte de la última humana y el tributo que le hacían los dioses, pero no lo hice. Y ya no lo haré, claro.

¿Por qué crees que la cf literaria no ha tocado más el tema de los superhéroes?
Porque es muy difícil plasmar gráficamente las piruetas y demás. Los superhéroes son eminentemente visuales (de ahí que existan en los cómics y ahora en el cine, porque lo permiten los efectos especiales) y contar sus andanzas, si no son además parte de una franquicia, no merece la pena porque no es su elemento.

Esta fue casi tu última publicación de cf "estricta". ¿Piensas volver al género, cómo es hoy tu relación con él?
De momento, estoy en dique seco literario. El péndulo y esas cosas. No se me ocurren, además, historias de cf desde hace años. Me contento con traducir lo que me llega, que tampoco es tanto como quisiera.

¿Te parece exagerada o justa la visión de Watchmen como un referente histórico del cómic?
Es un gran comic, una obra maestra, que aplica formas narrativas serias, "de mayores", y supuso un revulsivo para el mundo de los comic-book. En cierto modo, nos abrió los ojos a los lectores. Pero no ha tenido contrinuidad. Hay otros grandes comics, sobre todo en los comics de prensa de los años treinta y cuarenta.

¿En qué proyectos estás trabajando, que puedan revelarse?
Estoy escribiendo los guiones de una serie de comics 12 del Doce, centrados en las Cortes de Cádiz y la constitución liberal, que va desde la batalla de Trafalgar hasta que Fernando VII regresa y lo manda todo a hacer puñetas. Lo publica la Oficina del Bicentenario de la Diputación de Cádiz y cada álbum (se publicarán tres al año) lo dibuja un artista diferente. Al mismo tiempo, en vez del guión al uso estoy haciendo primero un relato y luego lo adapto yo mismo; o sea, estoy escribiendo un libro de doce relatos históricos. Tengo una novela aún por publicar, que la excusa de la crisis me temo que ha empezado a postergar sine die. Y espero algún día escribir una novela de aventuras, lances de capa y espada en un entorno histórico. Pero son tantos proyectos, hay tan poco tiempo para todo, y uno se siente ya tan mayor…