Nunca me abandones

2005 fue un año fabuloso en lo que a la ciencia ficción, la fantasía y el terror se refiere. Se publicaron en España títulos del calibre de Jonathan Strange y el Señor Norrell, La mujer del viajero en el tiempo, La posibilidad de una isla, Escritos fantasma, Danza de tinieblas, Cazadores de luz, Días memorables, Tormenta de espadas, La conjura contra América…. Una cosecha que contó en uno de sus puestos más destacados con Nunca me abandones, la aproximación de Kazuo Ishiguro al tema de la clonación. Una novela extremadamente triste que se acercaba a un asunto espinoso con extrema sutileza tanto en sus repercusiones sociales como, sobre todo, en su tratamiento de personajes y, a través suyo, de su relación con nosotros mismos. Un lustro más tarde, Mark Romanek ha dirigido su adaptación a la gran pantalla según el libreto escrito por Alex Garland, guionista de 28 días después y Sunshine.

El film conserva la estructura en tres actos de la novela de Ishiguro. Se inicia con la forja de lazos entre sus tres protagonistas, Kathy, Ruth y Tommy, cuando eran niños en la casa de Hailsham, mientras son educados para un fin que desconocen; continúa años más tarde con el tránsito a la edad adulta en las Cottages, donde aguardan el momento de iniciar las donaciones; y termina, después de un último salto temporal, con el previsible, pero no por ello menos duro, desenlace. La fidelidad de la adaptación incluye otros aspectos como la presencia de una narradora (Kathy H.) que, con su voz en off, nos acompaña a lo largo de toda la historia de manera serena, puntuando una tragedia que jamás llega a explotar.

El guión ha dejado algún que otro tema abierto. Más allá de la posibilidad física de las donaciones, que para cierto público puede tensar el pacto de ficción más de lo soportable, hay un asunto fundamental que no queda atado: la falta de rebelión de los personajes y la absoluta resignación con la que afrontan su futuro. Mientras que en la novela su entrega era un resultado del ambiente donde habían sido educados (quizá criados sea un término más adecuado), el hecho de haber tenido que condensar la presentación de la película en una extensión razonable (la duración de Nunca me abandones apenas pasa de los 100 minutos, un alarde en estos días) pasa de puntillas sobre el tema en pos de otros como la construcción de las relaciones entre los personajes o el sentimiento de culpabilidad de parte de la sociedad. Como consecuencia, lo más probable es que el espectador se pase la última hora de película preguntándose por qué, a pesar de su inocencia e ingenuidad, ni Kathy ni Tommy ni Ruth se plantean escapar ante el futuro que les aguarda, más allá de su fútil intento a través de las reglas que les han inculcado.

La producción está cuidada al máximo y destaca el peso que tiene una fotografía de tonos mortecinos en la que apenas se introducen unos pocos objetos de color. El vehículo por el que entra un poco de alegría en la vida de unos seres que se sacrifican y son sacrificados por el bien común. Hay imágenes hermosas, momentos de descubrimiento, personajes coherentes, tristeza ante la resignación de sus protagonistas… pero falta una mayor tensión dramática. Fuerza para romper la pantalla y horadar en la emoción del espectador más allá de la empatía que pueda haberse generado con los personajes.

Personajes, por otro lado, entre los que destaca la composición de Carey Mulligan en el papel de Kathy. Actriz que ya (casi) soportaba todo el peso de la entrañable An Education y que aquí confirma su talento con la construcción dramática de un personaje que hace gala de una enorme contención de sus emociones. También raya a buen nivel Keira Knightley que vuelve a demostrar su carácter con el personaje más enérgico del trío. Mientras, el nuevo Spiderman, Andrew Garfield, resulta mucho más blandito en comparación.

Para terminar, una breve nota sobre la distribución de la película que se ha demorado más de medio año en llegar hasta España. Estrenada a comienzos de Septiembre de 2010 en EE.UU. no llegará a nuestras salas hasta el 18 de Marzo. Un retraso que ha propiciado que estuviese disponible para los más inquietos desde hace meses por los canales «habituales», con calidad DVDRip y unos subtítulos mediocres (que, a poco nivel de inglés que se tenga, tampoco son un problema dado el excelente acento del que hacen gala sus protagonistas). Algo que ya ocurrió, por ejemplo, con la adaptación de La mujer del viajero en el tiempo y que, si no se corrige, seguirá explicando por qué muchas personas ven ciertas películas y series de televisión en la tranquilidad de sus salones. Sin ruido de palomitas. Sin que los caprichosos deseos de las distribuidoras retrasen una y otra vez ciertos estrenos. Sin doblajes apáticos y «castrantes».

Cuanto más cambian las cosas…

3 comments

  1. «Hay imágenes hermosas, momentos de descubrimiento, personajes coherentes, tristeza ante la resignación de sus protagonistas… pero falta una mayor tensión dramática.»

    Pues es una pena, porque la tensión dramática y no la trama son lo más grande del libro de Ishiguro. Si además, como dices, se ha perdido lo que en libro queda tan claro sobre su educación inglesa en el amor a las reglas, los detalles y las costumbres establecidas, como medio de controlar su lógica rebeldía… no sé si la película será tan recordada como «Lo que nos queda del día».

    Qué gran libro, «Nunca me abandones». Uno de los que más me ha impactado emocionalmente en los últimos años, junto a «La carretera».

  2. No tanto se ha perdido como, creo, ha quedado en un segundo plano respecto a otros aspectos como las relaciones entre los personajes o el descubrimiento del mundo. De todas formas, me gustaría conocer más opiniones porque es posible que mi lectura de la novela (también me dejó una profunda huella) me haya perturbado más de la cuenta. Cuanto más posa la película en mi memoria, más me gusta.

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