El reaccionarismo de Crónicas marcianas

Uno de los eternos temas de discusión entre los aficionados al género es la filiación política de Robert A. Heinlein. Sus encendidos y explícitos discursos a favor del individualismo, la desaparición del estado y el american way of life en general han hecho correr ríos de tinta real y electrónica hasta tal punto que se puede crear una ley de Goodwin en clave cf resumida en “Heinlein era facha”.

Muchos otros escritores, sin embargo, parecen haber evitado este tratamiento. En particular, Ray Bradbury, y más en concreto aún, Crónicas marcianas, uno de sus libros emblema. Vaya por delante que considero que Crónicas marcianas es un muy buen libro, con una prosa rica y de calidad, y con muchos niveles de lectura. Sin embargo, y contra todo pronóstico en una era en la que asumimos “si me gusta es bueno” como tautología, es un libro que me desagrada profundamente.

La sensación de que cualquier progreso es malvado y perverso impregna todo el libro desde el inicio, cuando el cohete despega rumbo a Marte convirtiendo el invierno en primavera, algo que produce una desasosegante sensación de que algo va mal. Una vez llegados al planeta rojo, los humanos se nos muestran como una constante fuerza de destrucción frente al bucolismo de los inocentes marcianos, que se nos muestran como una civilización ideal… que vive en el Medio Oeste estadounidense durante unos perennes años cuarenta.

Se puede replicar que, al igual que otros muchos, Bradbury se adhiere al acervo “frankensteiniano” de la ciencia, mostrándonos los peligros del progreso sin control, pero lo cierto es que en ningún momento aparece un resquicio a la esperanza, o a un mínimo optimismo sobre las nuevas tecnologías. Cambiar el orden natural de las cosas es intrínsecamente malo, según Bradbury, un mensaje profundamente reaccionario sin otra posible moraleja que “las cosas están bien como están”.

Es muy probable que Ray Bradbury, de hecho, suscriba esta afirmación. En sus últimas entrevistas se ha mostrado contrario a muchos inventos tecnológicos como el iPod (que considera parte del mal contra el que nos quiso advertir en Fahrenheit 451) y es un ferviente seguidor del Partido Republicano. También es cierto que, sin embargo, es un entusiasta de los viajes espaciales.

Puede ser que Ray Bradbury, a sus 90 años, sea un producto de su época y que a ojos de un lector de hoy resulte más pasado de moda desde el punto de vista ideológico que desde el estrictamente literario, donde probablemente siga siendo considerado uno de los importantes del siglo XX, no sólo en el campo del género. Sin embargo, por mucho que así sea, la desagradable sensación de adoctrinamiento conservador que me produjo la lectura de Crónicas marcianas existe. Y por algún extraño motivo, sobre todo comparado con otros autores, parece no haber sido suficientemente explorada. Tal vez sea precisamente su posición en el olimpo de lo literario lo que haya provocado una admiración que no se ha atrevido a manchar el halo sin mácula del autor.

19 comments

  1. Nostalgia deliberada, sí … pero ¿ adoctrinamiento conservador? ¿ donde?… al menos yo no lo recuerdo… Que el libro es un desahogo de un hombre asustado, y que hace de su sentido de la belleza un grito desesperado … pues, sí. Eso es , en esencia, o también, Literatura. Es un libro honesto y libre, no una declaración ideológica ni un espejo del mundo, por dios, !!! Pero si los marcianos no existen, jaja !! Oh, dejemos al abuelito Ray, gruñir a gusto, que tiene 90 años y, literalmente, pertenece a otra generación, y dejemos también que los libros sean, todavía, refugio de sueños imposibles… ( además, si no recuerdo mal, en el primer episodio no se da una imagen tan bucólica de los marcianos). En cualquier caso, me parece absurdo buscar una intencionalidad política en lo que es un » deliberadamente loco» acto de libertad creadora ( al margen de que todo acto sean susceptible de consecuencias políticas, puñeta, es obvio para mí que no es lo que Bradbury busca en primer lugar, ni lo que piensa ni, creo yo, lo que siente y transmite con el libro … la clave está en que asume y acepta que ese mundo que canta ES imposible, pero aún así lo canta… es un literato, un poeta, no un político ni un soldado), …otra cosa sería casi como intuir inclinaciones asesinas en quien filma un thriller de psicopatas ( por poner un ejemplo un poco extremo):Y es que, además, Bradbury es, ante todo, un defensor de los debiles frente al uso de la fuerza, y sí, frente a las fuerzas ciegas del Cambio ( por favor, solo faltaba que los humanos » no pudieramos protestar»- y como si eso sirviera de algo, jaja- ) De todas formas. gracias por tu reseña, aunque no estoy de acuerdo con ella… y esa portada del libro es fabulosa. Un saludo de victorderqui.

  2. Hm, +1 a la idea del comentarista anterior: no es lo mismo mirar las cosas con nostalgia que ser conservador. Que si no me estás metiendo toda la ciencia ficción pastoral, o, qué coño, toda la literatura pastoral dentro del conservadurismo. Y Heinlein es distinto, es conservador por las visiones que tiene de la empresa, la economía, las relaciones sexuales, la gestión de los conflictos, etcétera.

  3. Siendo como es una alegoría de la conquista y colonización del oeste americano, no podía desarrollarse de otro modo. Porque lo cierto es que fue la tecnología del hombre blanco la que lo colocó por encima del indio. Y de ahí a su casi completo exterminio.
    Tampoco la veo reaccionaria, la verdad.

  4. Curioso. He dicho que me parece un buen libro que a mí me desagrada, pero NUNCA que adoctrine. Se puede hacer un análisis político de una obra aunque no fuera esa la intención principal del autor. Mieville tiene uno bastante interesante sobre El Señor de los Anillos con conclusiones similares. ¿Que a vosotros no os lo parece? Perfecto, yo sólo hablo de mi experiencia leyéndolo y lo que saqué: el Medio Oeste estadounidense durante los años cuarenta es el edén y lo demás todo malo.
    Aparte, Ray Bradbury, la persona ES reaccionario, especialmente contra la tecnología. Véase http://estanislao1975.blogspot.com/2009/07/ray-bradbury-entrevista.html . Vale que tiene 90 años, pero tan visceral…
    Sobre Heinlein… Heinlein sí es panfletario pero, en cambio, no es conservador. Es un «anarquista de derechas», algo que a nosotros nos resulta completamente alienígena pero en EEUU se ve mucho más normal normal. De hecho su visión de la raza y las relaciones sexuales es ENORMEMENTE avanzada para la época. Ya quisieran los del Tea Party parecerse a él justo en esos dos aspectos.

  5. En efecto, Bradbury no es conservador.

    Es reaccionario (profundamente reccionario, de hecho), cosa muy distinta.

    Y me temo que comparto al 100% lo que se expresa en el artículo.

  6. Me parece muy bien, La impresión que me llevé, más bien, era de nostalgia, de «in acadia ego» y melancolía por la infancia perdida. Pero vamos, sí. Tecnofobia y cuidado con la bicha sí hay (también en Orwell, claro). Lo que no entiendo yo es que ser reaccionario pueda «manchar el halo sin mácula», etc… ¿Mancha, afea, ensucia? ¿Literariamente te refieres? ¿Reputacionalmente? ¿Le mancha como persona? No entiendo.

  7. No sé lo que pensará el autor del artículo.

    En mi caso, la actitud reaccionaria de Bradbury, lo que hace es quitarme las ganas de seguir leyéndolo. Feo por mi parte, quizá; debería ser capaz de separar ideología de placer estético, pero en algunos casos me resulta imposible. La actitud vital de «sin tecnología estábamos mejor y la ciencia lo único que ha hecho es arruinar las cosas bellas de la vida» me parece tan estúpida y me saca tan de quicio (y es tan falsa: porque me pregunto dónde estaría la persona que piensa eso sin una medicina moderna, por ejemplo) y me cabrea tanto que no puedo obviarla.

    Culpa mía, seguro.

  8. Hombre, la verdad, no tengo el placer ( imposible) de haber conocido al Ray que escribió las Crónicas, pero de su lectura, ante todo, lo que tengo es la impresión ( subjetiva, claro) de hallarme ante un » buen hombre» ( si es que existe algo así…): De todas formas, me hubiera encantado charlar con él de Edgar Poe, con un buen whisky en la mano oyendo al viento azotar los maizales desde un viejo porche norteamericano a la hora del crepúsculo … Mi vida sería exactamente igual que la que es si no le hubiera leído, salvo por un detalle insignificante … una imagen fantasmagórica de unos pocos veleros plateados de origen marciano destellando y deslizándose sobre un oscuro lago de arena color naranja … Es esta una imagen que a mí me consuela y que no desaparece ni olvido con los años … ( una impronta mental de la que no pueden presumir todos los escritores que leo con amor, más allá de lo que pueda saber de ellos como personas – ese no es un criterio literario, aunque desde luego es respetable y lo comprendo, pero no lo comparto …): Desde luego Sardá no era un reaccionario, pero ójala el mundo que habito fuera menos espejo de su mundo y de sus crónicas, y más heredero de las de Bradbury… aunque, como tantas cosas,,. no podrá ser , salvo en los libros ( aún de quienes no merecen o no usan un talento como quisieramos los demás).

    Por otro lado conozco las opiniones de Mieville y Moorcock sobre Tolkien: Son tres escritores que adoro, y en este punto, les creo equivocados, profundamente equivocados … Tolkien, Bradbury , y muchos más seguro, fueron tan honestos con su visión interior como cualquier artista que se precie de serlo, pusieron toda su alma en su obra ( nadie que los haya leído puede negarlo), y es ese el baremo que yo ( y digo bien,yo, votante de izquierdas y naufrago de algunos barcos perdidos) utilizo para valorar su obra… Pero ¿ son reaccionarios ? ¿ más que Homero o que Bach?. A veces, creo, confundimos el rábano con las hojas … jolín no oír a un compositor por su ideología política, su opción sexual, su temperamento, su tendencia a la holgazanería, su … no sé, es absurdo… Crónicas Marcianas es una ensoñación, no pretende ser otra cosa, es un desahogo, un ejercicio de melancolía ( más bien hermoso, por cierto), nunca, nunca una imposición ni un intento de » proclamar una verdad por encima de ninguna otra» Así lo veo yo, Rudy, con toda la admiración hacia tu obra – que por cierto descansa en mi mesilla no muy lejos de » El país de Octubre»- ( y eso que yo no sé a quién votas, jajaja) En fin, es mi opinión. Un abrazo Victorderqui.

  9. Bueno, yo tampoco consigo ser siempre neutral ante las ideas de un autor. Por ej. el marqués de Sade me parece un cabrón (lo era!!) y leyendo algo suyo no consigo dejar de «leer a la contra», es decir, leer a lo mezquino a ver si encuentro puntitos que me lo debiliten como escritor, lo que es una manera como otra cualquiera de joder el placer de la lectura. Ideológicamente no puedo o me cuesta mucho evitarlo en algún autor (felizmente, en muy pocos, adoro a Celine o Bukovsky, otro par de cabrones)

    Ahora bien, una cosa es la ciencia, otra cosa es la tecnología, otra cosa es el uso que se le da etc…
    PArece que Bradbury, al menos Farenheit y las crónicas abundan en el tropo manido de la tecnología como acelerante de la impepinable autodestrucción del hombre. Otra faceta de lo mismo es como la tecnología deshumaniza, o cómo incide en el control de las masas… No sé, es un tema bastante habitual, y hasta cierto punto esencial, porque sí, de acuerdo, en el siglo XIX para evitar las obstrucciones de la uretra en los procesos prostáticos te metían un alambre calentito por… enfín, no quiero extenderme, o en un jesús te arrancaban las muelas a pelo, pero esa tendencia a la sociedad indolora que bendita sea tiene un precio, caballeros. Destrución de la naturaleza, espirales de depredación de los recursos, conflictos de valores, miedo paralizante a la muerte, ansia de eterna juventud, envejecimiento de la población y sí, homogeneización de la cultura etc… Se acabaron los paraisos perdidos, me temo y si es que nunca los hubo.

  10. Lo siento, sé que a todas luces va a parecer una estupidez o un chiste, pero tengo que preguntarlo: ¿para qué necesita Dios una n…? No, perdón, no era esa, es esta otra:
    ¿Qué tiene que ver Ray Bradbury con las Crónicas marcianas?

  11. Como dice Sim, los paraísos perdidos no han existido nunca. Esa tranquila y apacible vida del medio oeste americano no existió jamás, como tampoco existió nunca esa deliciosa campiña inglesa que Tolkien idealiza en la Comarca. (La vida en el campo se parece, siempre se ha parecido, bastante más a la de aquel anuncio de Boccatta o de Pans and Company de hace unos años que un grupo de gilipolllas obsesionados por lo políticamente correcto obligaron a retirar.)

    En cuanto a la pregunta de Kaplan.

    Vale. No sé si Bradbury es un reaccionario: no conozco su pensamiento, nunca he leído un artículo suyo ni le he oído hablar de sus opiniones sobre la vida, el universo y todo lo demás.

    Así que reformulo lo que he dicho, el narrador -que no el escritor- de «Crónicas marcianas» es profundamente reaccionario, se llame como se llame. Y lo es de una manera que me molesta especialmente. Con el resultado de que la obra es profundamente reaccionaria y tecnófoba. (Además de un tanto ñoña y bastante cursi en ciertos momentos.)

    Me explico un poco más.

    Y el ejemplo de Tolkien que Álvaro menciona más arriba me viene al pelo.

    Tolkien -perdón, quise decir el narrador de «El señor de los Anillos», o para ser más exactos, el desconocido autor de «El libro rojo de la frontera oeste»- era posiblemente tan reaccionario como el narrador de «Crónicas marcianas».

    ¿La diferencia?

    Que uno -el de «El señor de los Anillos», para que quede claro- utiliza su visión reaccionaria del mundo para construir un escenario y narrar una historia ambientada en él, sin ningún otro propósito más que el puro placer de narrar.

    El otro sin embargo hace que esa actitud tecnófoba, estúpida, irracional -y o bien profundamente hipócrita o bien profundamente mal informada- permee casi todas las páginas de «Crónicas marcianas», ahogando lo que narra en más de un momento.

    El primero no me resulta molesto. El segundo sí, profundamente. Me saca constantemente del texto, insiste una y otra vez en suspender el pacto de suspensión de la incredulidad que he establecido implícitamente con el libro e insiste una y otra en vez en «convencerme» de que su visión moral es la adecuada. El otro no lo hace… o lo hace tan bien que ni me doy cuenta, que todo puede ser.

    Los que me conozcan y me hayan oído hablar alguna vez en la Semana Negra -donde Bradbury es un nombre que sale con cierta frecuencia de los labios de Elia Barceló o de Paco Ignacio Taibo- no se sorprenderán, por otro lado, al oírme decir que Bradbury es un autor por el que no siento gran admiración y al que siempre he considerado tremendamente sobrevalorado.

    Disfruto sus cuentos de terror, muchos verdaderamente inquietantes. Pero de sus dos obras bandera -el Farenheit y estas Crónicas- la primera me parece aburridilla y más bien morosa -un cuento largo inflado a novela, y no muy bien inflado- y la segunda la encuentro de un reaccionarismo ñoño y ocasionalmente cursi más bien irritante.

  12. Moraleja: si te gusta un escritor, limítate a leer su obra y no intentes conocerle personalmente.

    (Y al próximo que se meta con mi colega Robert Anson le sacudo)

    P.D.:
    «Crónicas marcianas» es, posiblemente, el clásico de CF que más me ha aburrido en mi larga historia como lector.

  13. Me había olvidado por completo de este hilo. Rudy, mi pregunta iba exactamente en sentido contrario. Que Ray Bradbury es un reaccionario es fácilmente demostrable si miramos algunas de las entrevistas que le han hecho. Que está en contra de la tecnología es algo que ha salido de su propia boca.
    No. A lo que me refiero es a que el hecho de que el autor sea tal cosa no tiene nada que ver con que luego sus obras lo sean. O aún más allá, que el narrador (ya no el autor) sea un fascista puede no tener que ver con que la obra lo sea. Como leí hace poco ( y para variar no recuerdo dónde) Celine era un fascista reconocido, pero su obra roza a veces el izquierdismo radical. Y lo que aquí se discute es el reaccionarismo de Crónicas marcianas, que algunos veis y yo no.
    ¿Hay tecnofobia en el libro o hay un obligado paralelismo por los hechos que alegóricamente refleja? Las Crónicas trasladan a Marte las acciones de los conquistadores, tanto del Nuevo Mundo como del viejo Far West. Y en esos hechos fue fundamental la actuación de la tecnología superior de los conquistadores. El resultado es el que conocemos, la casi total aniquilación del mundo indígena, tanto en partes de latinoamérica como en norteamérica (y en Marte), y dado que la ventaja fundamental fue esa tecnología, es incluso normal que la mente aprecie un paralelismo tecnología-exterminio, que por otra parte, fue real. Si queréis interpretarlo como tecnofobia del escritor, es cosa vuestra; yo lo veo como el resultado de un proceso narrativo emulador de hechos reales y que, por tanto, para mostrarse verosímil no podía ser de otra forma. O sea, argumentos narrativos.
    En cuanto a la idiosincrasia narrativa de Bradbury en toda su obra no terrorífica, me sigue admirando cómo admitimos e incluso loamos (yo el primero) a aquellos autores que muestran siempre una realidad violenta, incluso cínica, pero denostamos a los que están al otro lado del espectro, los del estilo bucólico que abogan por un presente de más pureza. Será el zeitgeist.

  14. Entonces soy yo quien no se ha sabido explicar.

    Cuando digo que el narrador de la «Crónicas marcianas» quiero decir que está narrada con una voz que es reaccionaria. Independientemente de cómo sea el escritor real (que, en efecto, al final ni lo sé ni me importa). La voz narrativa usada, el tono, es una voz que denosta la tecnología y se engaña con la vieja y falsa cantinela del «cualquier tiempo pasado fue mejor, más hermoso y más sencillo».

    O sea, que en realidad, creo que estábamos hablando de lo mismo, aunque no usásemos la misma terminología.

    Curiosamente, para defender la naturaleza no reaccionaria de la obra acudes a algo ajeno a la propia obra, lo que en cierto modo invalida tu comentario de «qué tiene que ver Bradbury con Crónicas marcianas». Afirmas que el libro traslada a Marte la colonización americana y la expansión del blanco al Oeste.

    Para afirmar eso, por fuerza tienes que basarte en elementos ajenos a la propia obra. Tienes que acudir, por narices, a la idiosincrasia personal de Bradbury, así que estás haciendo lo mismo de lo que nos acusabas con tu comentario.

    Ojo, la lectura de «Crónicas marcianas» como metáfora de la conquista del oeste no me parece inválida o incorrecta. Pero tampoco me parece LA correcta. Es una posible lectura, una más, avalada por las circunstancias vitales del autor y de su época. Pero ni de lejos la única ni necesariamente la más correcta.

    La lectura que yo uso prescinde de esos elementos. No me importa que Bradbury sea un americano de principios del XX. Me es irrelevante. Me centro exclusivamente en la historia, en su tono a menudo elegiaco y el modo maniqueo en que se cargan moralmente las tintas de lo negativo en lo tecnológico para afirmar que la obra presenta una postura moral reaccionaria. ¿Motivada por lo que pasó en la colonización de América? Quizá. Pero, por un lado, me resulta irrelevante. Y, por el otro, eso explicaría los motivos de por qué es reaccionaria, pero no invalida su carácter reaccionario.

    En cuanto a tu último párrafo…

    Veamos. Se puede «loar» los sentimientos positivos sin caer en lo cursi y lo ñoño. Hay autores que lo han hecho. Bradbury no es uno de ellos.

  15. Por partes. Yo lo que sostengo es que el escritor consciente no es el único partícipe de la obra, que puede contener valores que ni él sabe a ciencia cierta que puso en la obra. Es decir, que la intención del autor a veces no tiene nada que ver con la lectura posterior que se puede sacar de la obra. En todo caso, cuando yo leo la obra como una alegoría, mi lectura no procede de Bradbury ni nada de su entorno. En parte, tengo la información de sus intenciones, que son esas, pero lo que me hace concluirlo proviene de la narración, cuyo paralelismo con la conquista de nuevas tierras, y en concreto de norteamérica, es en mi opinión más que claro. Aparte de la trama en sí, capítulos como el que protagonizan los negros, los paisajes marcianos sacados de Arizona y cantidad de detalles así lo sugieren. Reconozco que en mi primera lectura adolescente la impresión era otra, pero en la segunda ya lo vi claro.
    Lo que hace grandes a las obras es su capacidad de ser interpretadas de múltiples formas. Evidentemente, si le quitas el elemento alegórico, que para mí ahora es fundamental, lo que te queda es una historia de masacre tecnológica, que se interpreta como lo hacéis vosotros. En cuanto a lo ñoño de Bradbury, a mí me ocurre en pasajes de El vino del estío, libro que no me convence, pero aquí no, en absoluto. Al contrario, me emociona en ocasiones.
    Pero esto ya es, probablemente una cuestión de gusto o de interpretación. Por ejemplo, en la siguiente frase del artículo, Joserra dice lo siguiente:

    «La sensación de que cualquier progreso es malvado y perverso impregna todo el libro desde el inicio, cuando el cohete despega rumbo a Marte convirtiendo el invierno en primavera, algo que produce una desasosegante sensación de que algo va mal.»

    Pues bien, mi interpretación es totalmente la contraria. Para mí que el cohete haga llegar la primavera a donde había invierno es un mensaje de esperanza. Un mensaje que se reafirma cuando luego leo el estado en el que está la Tierra en ese momento. Mismo texto, dos interpretaciones distintas.

  16. Como tú, dices cuestión de interpretación. El invierno y la primavera suelen usarse como alegorías típicas de lo frío y «muerto» y lo cálido y «vivo». En ese sentido convertir el invierno en primavera sería un mensaje de esperanza. Pero a mí ya me diio la sensación de que algo así es «erróneo» y atenta contra el Buen Curso de las Cosas.
    Puede ser que sea la lectura «adolescente», pero recuerdo que durante toda la obra no paraba de pensar que Bradbury me estaba vendiendo que no hay nada mejor en esta vida que vivir en el Medio Oeste de los EEUU y contemplar los atardeceres con tu novia Mary Sue esperando que nada pase porque todo ya está perfecto y cualquier cosa solo joderlo. Que aunque bucólico, a mí no me convence porque atenta contra mi propia idea de felicidad. Tal vez porque, como también dices, el bucolismo excesivo no lo trago.

  17. Hombre, cada uno es libre de interpretar las cosa como quiera, lógicamente: En mi opinión, little Brady no pretende sentar cátedra, sólo » recrear» el paraíso a través de la literatura… para mí lo consigue ( ya digo que es mi opinión personal). En cuanto a cursi … bueno, en realidad para mí el fallo de brady es mayor aún, pues resulta, a veces, tan » esclavo» de su estilo ( tan lírico a ratos que roza el acaramelamiento) que te saca un poco de la narración… Estoy de acuerdo en que es uno de sus » fallos»…. pero… la soledad de sus protagonistas, el patetismo de algunas historias, la auténtica belleza de otras …no sé… se me hace muy dificil compatibilizarlas con un » alma reaccionaria» ( de nuevo mi subjetivismo): por otro lado, coincido con quienes ven el episodio del cohete como un ejemplo de situación inquietante, de que » algo marcha mal»…. cada brizna de primavera es un marciano exterminado … esto es sólo la cara b de la historia humana, y a veces, alguien tiene que recordarnos ( sí, a nuestra querida especie) cuan destructivos e imprudentes podemos ser. A mí eso me parece, desgraciadamente, realista, no reaccionario. Brad es un autor que escribe desde la experiencia del terror ( ya lo insinúa Borges en el famoso prólogo), del horror más inefable, … es un hombre que busca protección. Y los libros se la brindan: para mí ese es el auténtico espíritu de las crónicas, y de su concepto de la aventura espacial, más una ensoñación que un proyecto de la humanidad. Las crónicas son un canto, y, de paso, un aviso para una especie que gusta, con demasiada frecuencia, de caminar por la cuerda floja sin ser demasiado consciente de ello …. probablemente sea necesario, pero no es malo que nos demos cuenta de vez en cuando. Un saludo de victorderqui

  18. Joserra: como dice mi jefe (aunque creo que por diferentes motivos) «Muchachos, recuerden que la felicidad no está en la zona de confort»…. Aunque a veces ya pagaba yo por estar con Mary Sue en el medio oeste viendo las aspas de los molinos….

    NOTA. Por cierto, a mi me salen «sólo» 19 comentarios en este post, cuando debe rondar por cientoypico….

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