¿Cómo estáis, amigos?
Habiendo dejado estos dos meses a nuestra onda futura vagar libremente por los páramos cuánticos, es hora ya de atraparla y convertirla en estacionaria, no vaya a ser que asome en algunos de nuestros lectores un principio de incertidumbre.
He de reconocer que la entrega de hoy me toca la fibra sensible, y me atrevo a decir de antemano que no voy a ser el único. A los que nos gusta el rock estamos más que acostumbrados a escucharlo en lenguas diferentes a la propia, casi siempre en inglés, y no supone obstáculo alguno para contagiarnos de la vitalidad de las canciones, ni para empaparnos de su mensaje a poco que sepamos traducir las letras o busquemos su significado. Sin embargo, es evidente que cuando la música acude a tus oídos de forma directa, en tu idioma, sin filtros, el impacto puede ser mucho mayor. Si a esto se añade el hecho de que muchos, cuando nacimos al rock duro, no sabíamos ni la mitad de inglés que sabemos ahora, se comprende que con frecuencia elijamos Barón Rojo o Panzer en vez de Iron Maiden y Helloween, por mucho que en el presente nos hayamos vuelto unos “analistas del metal” y nos centremos en las exquisiteces compositivas.
El título que he escogido para hoy no es casual; en absoluto. Aunque bastantes rockeros hubiésemos preferido lo contrario, en España el tema de la ciencia ficción no se ha empleado tan profusamente como en otras naciones, mas eso no implica que no lo hayamos hecho con estilo y calidad. Además, la aproximación de nuestras bandas al ámbito prospectivo ha sido también diferente, singular. Quizá haya sido nuestra historia, nuestro espíritu combativo, nuestra rebeldía innata… o acaso nada de ello, pero un rasgo innegable del rock patrio cuando aborda horizontes futuros es su marcado carácter reivindicativo. No debe inferirse de aquí que allende nuestras fronteras el heavy-rock no proteste, no reivindique; no obstante, en general la temática está más diversificada y cuando se ejerce la crítica se suele buscar la metáfora más que el alegato desnudo. Hay honrosas excepciones, por supuesto.
Pero no perdamos el hilo. Sobre todo en el pasado, el rock español ha tratado la perspectiva futura de forma mayoritariamente combativa. Y sobran ejemplos.
A finales de los años 70 (y creedme, se me cae la lagrimilla), concretamente en el 79, los madrileños José Luis Jiménez y Lele Laína (recién salidos de Asfalto), lanzan con el grupo Topo su primer disco, homónimo. El último de los cortes es una auténtica maravilla que todo el mundo debería conocer: “Vallecas 1996”. Ya con el título, y más tras haber escuchado la canción, me asalta siempre una especie de dejà vu literario y pienso en 1984, de Orwell. Para muchos de los que estáis leyendo estas líneas, ese año formaba ya parte del pasado cuando devorasteis sus páginas, y sin embargo para el autor suponía más de treinta años en el futuro. Algo similar me ocurrió a mí, y sucederá a aquellos que no la conozcan, cuando descubrí esta joya. Para Topo, faltaban casi veinte años para 1996 y sin embargo mirad lo que vaticinaban…
Vivir en Vallecas es todo un problema en 1996
sobrevivimos a base de drogas
que nos da el ministerio del bienestar.La televisión funciona siempre
nos proyecta un mundo irreal
nos hace olvidar la verdad de las calles
bendita televisión
santa televisión
querida televisión …La tele no descansa
la tele es nuestra amiga
la tele te vigila.Ricos y pobres todos iguales
no existe nada para comprar
el consumo acabó en los años ochenta
con las reservas de la humanidad.La televisión funciona siempre
nos proyecta un mundo irreal
nos hace olvidar la verdad de las calles
bendita televisión
santa televisión
querida televisión …La tele no descansa
la tele es nuestra amiga
la tele te vigila.Sabéis que hay un campo verde
un aire limpio y fresco
he visto un águila volar
un lobo y una ardilla
es cierto yo no os miento, lo siento
y todavía quedan cinco truchas.Vivir en Vallecas es todo un problema en 1996
sobrevivimos a base de drogas
que nos da el ministerio del bienestar.
Impresionante. Está claro que Topo no eran Nostradamus, pero esto es innegablemente un tema de ciencia ficción. Un tema no, un temazo. Os lo recomiendo.
El miedo a las armas nucleares y a la radioactividad (Chernobyl no ayudó mucho, la verdad) inundó las canciones heavies de los años 80. Fue un argumento recurrente por parte de un montón de grupos, muy preocupados por lo que esa faceta del progreso podía acarrear. El modo de tratarlo fue variable, pero en gran número de casos generó futuros distópicos, incluso apocalípticos. Un ejemplo notable es “La paz es verde” (Más que una intención, 1983), de los míticos Asfalto. No me resisto a incluir la letra.
El sol se iba apagando
cedió su trono a la oscuridad.
El mar se reventaba
entre tinieblas y radioactividad.Mientras una voz me decía:
Este es el fin de la humanidad
Ningún invierno será más frío
que al que tu propia muerte
sucederá… Ha llegado tu final.
El bosque se iba quemando
y su esperanza se hizo marrón
y yo me derretíaenvuelto en sábanas de miedo y sudor.
Mientras una voz me decía:
Este es el fin de la humanidad
Ningún invierno será más frío
que al que tu propia muerte
sucederá… Éste es el final.Desperté en mi habitación,
abrí la ventana, amanecía.
Comprobé que aún no llegó
el fin del planeta, la destrucción,
y en un grito me escapé…La paz será siempre verde
Yo sé bien que la paz es verde
sin ella el grillo no cantará.
Yo sé bien que la paz es verde
sin ella el árbol no crecerá
Sé muy bien que la paz es verde
sin ella el hombre se extinguirá
Yo sé bien que la paz es verde.
Pero no fueron el rock urbano de Topo o el más sinfónico de Asfalto los únicos en proclamar el peligro del progreso incontrolado y sin escrúpulos. Dentro ya del incipiente heavy español, Obús y Sobredosis se encargaron de advertir claramente sobre el riesgo nuclear en dos de sus discos. Los primeros lo hicieron con “Pesadilla nuclear” (Prepárate, 1981), de su álbum debut y los segundos con “Bajo el fuego” (Sangre joven, 1985) de su segundo LP.
Eso sí, en mi opinión, si queremos buscar el corte definitivo que aúna denuncia y prospección (distópica, siempre distópica), lo encontramos en uno de los mejores discos de Barón Rojo, que incomprensiblemente fue el principio del fin para su fama, Tierra de nadie de 1987. Un discazo tremendo de sólo ocho temas, uno de los cuales era este, con una duración que rondaba los ocho minutos:
“El precio del futuro”
Tal vez no veas destruir
la Tierra cada día
tal vez no has visto en Chernobyl
la nube radioactiva.
Puedes no ser tu, tal vez sea yo
el que se envenena, casi sin darse cuenta;
puede ser también que no tengas que
trabajar sin parar…
Una generación de perfectos robots
te sustituirá.Aún no logras comprender
qué pasa en tu mundo,
ingenuamente piensas que es
el precio del futuro.
La fauna muere alrededor,
no es un gran problema;
casi no puedes respirar
tu cuerpo aún no enferma.
Qué tranquilidad, ya no hay que pensar
a todos nos controla
un ordenador central
y las galaxias hay que conquistar
por la paz, siempre por la paz.
Nada hay que temer, la alianza imperial
te ha de proteger.Si no puedes comprender
que pasa en nuestro mundo
estás a punto de aceptar
el precio del futuro.Pagas tributo por usar la tierra cada día
y ellos tienen la intención
de hacerte consumir sin parar
siempre sin parar.
Debes desconectar tu sistema mental
ser un vegetal.Aún no logras comprender
que pasa en tu mundo,
ingenuamente piensas que es
el precio del futuro.
Si no puedes comprender
que pasa en nuestro mundo
estás a punto de aceptar
el precio del futuro.
Y ya para ir terminando, permitid que me salte los años 90 (un tanto aciagos para el rock duro en general, y para el español en particular, si bien con excepciones), y me acerque bastante al presente con dos bandas que han demostrado, y lo siguen haciendo, que también se interesan por la ciencia ficción, cada uno en su vertiente particular. Por un lado nos fijamos en los madrileños Inordem, que en 2006 sacaban su álbum Progreso. Practicando un hard rock potente y moderno que no abandona la melodía, ofrecen su opinión en su canción del mismo nombre acerca de la controvertida ingeniería genética practicada en humanos. Por el otro tenemos a Steelgar, banda catalana de thrash metal, cuyo nombre es, como seguro habéis adivinado, un juego de palabras en inglés que combina steel (acero) y Stilgar (personaje de Dune). En su disco del 2010 (calentito, calentito), estos chicos homenajean a Frank Herbert con dos temas, “Riders Of The Sand” y “Desert Hawk”, ambos relativos al planeta de arena por excelencia.
Sin duda hay más muestras en nuestro rock, pero creo que os he proporcionado un bocado más que suculento para que le vayáis hincando vuestro ávido diente musical. Yo me despido hasta la próxima entrega, esperando que la actual haya sido de vuestro agrado.
Nos vemos.
Por favor, cambiad el nombre que me habéis puesto, que me llamo FERNANDO LAFUENTE, no Fuenteamor (¡¿?!). Je, je.
Fernando Fuenteamor era el factótum de Zikkurath, el fanzine (y luego revista) de ciencia ficción más moderniki que jamás ha existido. Con decirte que en las contraportadas de los seis números de su etapa de revista pusieron un anuncio de La Vía Láctea, el garito de Malasaña… Así que el cambio de apellido ha sido más un homenaje que un despiste. :-)
Cojonudo ensayo. Siempre he dicho que «Vallecas 1996» es una de las mejores distopías que se han escrito en España.
Gracias, Juanma.
Ciertamente, Vallecas 1996 es de las canciones del rock español que más tocan la fibra sensible.
Yo soy más del Aviador Dro.
He encontrado un link a una versión de 1996 en goear (dicen que es Topo pero no es Topo): http://www.goear.com/listen/6efdd45/vallecas-1996-topo
En efecto, amigo Sim, no es Topo.
Se trata de la versión que hizo Saratoga en su segundo disco, con Fortu de Obús todavía en los micros, que suena más heavy, más potente, pero que nunca desplazará a la original. Aun así, esta versión descubrió el tema a mucha gente, lo que también tiene su mérito.
No conocía los ejemplos de Asfalto, pero me han recordado al apocalíptico primer disco de Ángeles del Infierno, con aquel memorable «Sombras en la oscuridad»:
El sol dejaba paso a la oscuridad
Un reino de terror se instalaba ya
Un mar de tinieblas negras cubría la Tierra
El fin estaba próximo de la humanidad
Puedo esto ser sueño o realidad, no sé
Etc.
Misma idea, apocalíptico-denuncia, duda final y tal.
En efecto, Mariano. Uno de los mejores temas de Ángeles.