Amos de títeres, Robert A. Heinlein

Señores y señoras, les presento una novela de Robert A. Heinlein. Preparados, listos, ¡acción!

Si una cualidad es válida para definir la obra de Robert A. Heinlein es el ritmo que ofrece en sus obras, la energía que percibe el lector cuando empieza a leer las primeras líneas. Heinlein no se va por las ramas, le gusta empezar fuerte, ir al grano, tenerlo todo controlado y ofrecer entretenimiento puro a un lector que ya lo espera, que ya lo busca cuando empieza a leer sus obras. En este caso, el autor nos acerca a un tema estrella en la ciencia ficción de mediados del siglo XX: la invasión extraterrestre.

No sería la primera vez que una novela abordara el tema de la invasión alienígena, pero creo que esta mezcla de sutileza y de acción directa que podemos observar en Amos de títeres sería una fuente de inspiración para obras posteriores como Los ladrones de cuerpos (1955) de Jack Finney o La mente invasora (1961) de Frederic Brown, pasando por obras más humorísticas como Marciano, vete a casa, del mismo Brown.

Debemos tener en cuenta la época paranoica en que fue escrita la obra: en un momento álgido en la guerra fría contra el bloque soviético, en unos años donde la caza de brujas del senador McCarthy era el pan de cada día y donde el imaginario colectivo buscaba OVNIs por el espacio aéreo americano, en buena parte debido al fenómeno Roswell, supuestamente ocurrido cuatro años antes. Vamos, que Amos de títeres refleja por un lado esta obsesión de la sociedad norteamericana por los OVNIs y por otro también está inscrita como propaganda encubierta del anticomunismo del que había que hacer gala en la época.

Heinlein aborda la invasión alienígena desde el principio de la novela, donde una especie de babosas llegadas en una nave se pegan a la columna vertebral humana y pasan a controlar a su huésped de forma inmediata. A partir de aquí los servicios secretos americanos, encarnados por el agente Sam Cavanaugh, harán lo imposible por conocer mejor al enemigo y para destruirlo. Sam es un típico estereotipo de agente secreto: soltero, mujeriego… un James Bond de un año 2007 -la época en la que se desarrolla la novela- donde, por cierto, se vislumbran algunos avances tecnológicos (telefonía móvil incorporada dentro del cuerpo, coches voladores, estaciones espaciales etc …) imaginados por el autor y que en algunos casos parece que resultan bastante acertados.

La invasión, el ataque alienígena, es muy chocante pues a medida que pasan los días, las babosas van extendiendo su sombra sobre más y más personas, muchas de ellas vinculadas al poder militar y civil, y así poco a poco se van quedando con el control del país. Pero el autor prefiere centrarse más en los aspectos psicológicos de la posesión de los humanos por parte de las babosas espaciales y de cómo detener la epidemia de contagio que se está extendiendo por todos los EE.UU. que en recrear una batalla campal.

Naturalmente el tono en el que Heinlein escribe la novela es el de proteccionismo de EE.UU. hacia el resto del mundo (sólo ellos podrían parar el ataque alienígena). Vaya, que películas donde se exalta el espíritu americano como Independence Day podrían haber sido guionizada por el Heinlein que escribió Amos de títeres. Sólo que a diferencia de la mencionada película, esta novela es buena. Y digo buena porque tiene un argumento muy meditado, porque tiene un ritmo endiablado, porque a pesar de los estereotipos, los personajes tienen carisma y porque se resuelve de forma adecuada, tal vez un poco precipitada -sin llegar a los extremos de Wells en La guerra de los mundos-, pero bien acabada.

Amos de títeres está llamada a ser un clásico indiscutible, no tanto por su calidad literaria, sino por ser una obra que no esconde lo que es: una aventura pura y dura, escrita en un lenguaje directo y llano pero con un estilo que rompe moldes en aquella época. Me refiero a empezar a cambiar y a construir tramas más plausibles, dejando atrás el argumento pulp 100%, desentenderse un poco de esta etiqueta e ir un poco más allá. No es que Amos de títeres lo consiga del todo pero su lectura es sin duda algo más que la de un simple pulp con buenos muy buenos y malos muy malos (y señoras guapas deseando ser salvadas por el héroe).

Las babosas de Heinlein, las vainas de Finney o el entrañable mente invasora de Brown son sólo algunos de los ejemplos que podemos encontrar en este subgénero de la invasión extraterrestre, pero éstas  han pasado a la historia de la ciencia ficción americana por méritos propios. Hay que tener una buena prosa y unas buenas ideas para ganarse a un lector actual con una historia tan vieja como esta. Y Amos de títeres sigue siendo un buen referente para disfrutar de aliens espaciales empeñados en conquistar nuestro hermoso planeta.

One comment

  1. ¡Qué bien me lo pasé con «Amos deTíteres»! Es una de mis novelas favoritas de Heinlein. Hace algunos años rodaron una versión con el título de «Alguien mueve los hilos» y Donald Sutherland dentro pero era notablemente inferior a la obra escrita.

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