Uno de los hijos de Carl Sagan parece que está siguiendo en parte la labor divulgadora de su padre, el conocido astrofísico Carl Sagan, creador de la serie mundialmente famosa Cosmos. Nick Sagan escribe sobre todo ciencia ficción y a veces, como es el caso, sobre la ciencia ficción. ¿Y esto es el futuro? es una reflexión desenfadada y pedagógica sobre todo lo que la ciencia ficción nos ha venido prometiendo durante décadas y que hoy día aún no existe, salvo unas pocas excepciones, que también recoge el libro.

Recuerdo que hace unos años, un amigo me decía "Siempre nos están hablando del coche del futuro, pero lo único que nos venden son coches con unos cuantos cachivaches más. Ni vuelan, ni consumen agua, ni se parecen al Coche Fantástico". Esta sensación es la que impregna todo el ensayo de Sagan: una cierta decepción por lo que la ciencia ficción ha sido capaz de imaginar pero la tecnología humana no ha sido capaz de materializar, al menos todavía.

Así, "inventos" tan interesantes como el teletransporte, el viaje por el tiempo, una base lunar, el motor de curvatura o una inteligencia artificial plena, siguen siendo materias reservadas a la especulación. En cambio, otras cuestiones como los materiales que harían posible la invisibilidad, la clonación humana, los órganos biónicos o las bombas de antimateria están a la vuelta de la esquina, si no es que existen ya en alguna variante más o menos primitiva.

El libro va repasando los diferentes campos que ha tocado la ciencia ficción en clave de tecnociencia, pero con abundantes referencias a la literatura y al cine de ciencia ficción. Por ello, son constantes la referencias a películas como Blade Runner, 2001, Matrix o Minority Report, a series como Star Trek, Star Gate o Doctor Who o a escritores como Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Philip K. Dick o Frank Herbert. En algunos casos, como en el de los coches voladores o las proyecciones holográficas, sorprende lo avanzadas que están las investigaciones. En cambio, en otras, como en el teletransporte o en el viaje por el tiempo, me temo que tendremos que esperar mucho, mucho tiempo todavía.