Alucinaciones.txt: diez miradas

Alucinaciones.txt es una antología publicada en noviembre de 2007 que se anunció en su momento como “el canon de la literatura fantástica chilena del siglo XXI." Con motivo de esta columna mensual me pareció pertinente escribir sobre esta iniciativa que comenzó como la idea de un grupo de amigos y terminó convertida en algo de lo cual la mitad de los involucrados prefieren no hablar.

Si el universo es participativo tal y como propone John Wheeler, me pareció que la mejor manera de escribir sobre este libro era contactando a los autores incluídos formulándoles una simple pregunta: "A más de un año de la publicación de Alucinaciones.txt, ¿cual es tu evaluación de esta antología?" De los diecinueve autores presentes en este volumen (sin contarme a mí mismo) nueve tuvieron la amabilidad de contestarme y sus respuestas están ordenadas de acuerdo al orden que fueron llegando. Carlos Gaona y Sergio Meier declinaron referirse a la antología "on the record" y respeto su decisión. En cuanto a los demás, pues ni siquiera se tomaron la molestia de responder a mi solicitud. Pero el silencio de algunas viejas y jóvenes promesas del fándom chileno no me extraña, así mismo como no me sorprende el mutismo de los "mainstream y muy premiados Alejandra Costamagna (En voz baja, Dile que no estoy), Tito Matamala (Manual del buen bebedor), Sergio Gómez (Vidas vulnerables) y la joven promesa Francisca Solar (La Séptima M)". Aquí, sin embargo, tenemos a diez autores (incluyéndome) que prefirieron hablar, todos ellos con muchos y variados proyectos que espero ir comunicando a su debido tiempo en esta columna. Para todos ellos mi agradecimiento, independiente del resultado final fue un honor compartir páginas con ustedes en Alucinaciones.txt.

Alberto Rojas ("El Prisionero"): Alucinaciones.txt sin duda marcó un antes y un después. Hasta ahora no ha habido una antología nacional tan amplia en número de participantes y temáticas. Y siento que los medios recogieron con interés su publicación. De hecho creo que tuvo muy buena cobertura, sobre todo en diarios grandes, donde se comentaron varios de los cuentos. Pienso que Alucinaciones demostró que en Chile hay talento, y mucho. Algunos opinaron que los cuentos eran disparejos. Puede ser… El punto es que a un año y medio de su publicación, creo que hizo falta un segundo volumen que consolidara y proyectara el esfuerzo original. Obviamente, sacar todos los años un tomo de Alucinaciones podría ser muy costoso. Pero hubiera ayudado a impulsar la publicación de nuevas obras de todos los que participamos de esa experiencia. De todas formas, varios lograron abrirse paso en el ámbito editorial y hoy siguen publicando, pero tal vez podrían haber sido más. Quizá ayudaría relanzarlo hoy con una distribución a gran escala. O derechamente pensar en una nueva antología.

Jorge Baradit ("La Conquista Mágica de América"):Alucinaciones.txt, ese encomiable esfuerzo finalizado por Luis Saavedra, era el paso lógico que se suponía juntaba fuerzas desde trincheras muy húmedas y antiguas para enfrentar en conjunto lo que se venía, y lo que se venía era luminoso. Formar un bloque de acción para tomar por asalto a las editoriales, posteriormente a las productoras y generar objetos y productos como novelas, novelas gráficas y guiones de televisión (al menos era lo que yo tenía en mente). Pero desgraciadamente ese esfuerzo se diluyó en una posterior disputa muy tonta, y las partes tomaron diferente caminos, los esfuerzos menguaron y cada uno eligió diferentes formas de atacar el futuro. No veo Alucinaciones.txt como un corpus de alguna trascendencia literaria, ni siquiera para el género fantástico, las antologías de cuentos nunca sirven para mucho, salvo como declaraciones políticas o sociales ("aquí estamos", la mayor parte de las veces), y solo son recordadas por académicos o "gente del medio literario". Las antologías son manifiestos, generalmente se recuerda más a sus integrantes que a los cuentos en si. En el caso de Alucinaciones.txt, el recuerdo es el de un grupo que pudo haberse subido a tanques para atacar Berlín y prefirió dispersarse persiguiendo mariposas. ¿Amargura?… Si. Desilusión, también. Pensé que este libro iba a ser el comienzo de algo grande y no me di cuenta que en realidad era el fin de una idea. Alucinaciones.txt tuvo título premonitorio.

Oscar Barrientos ("El barco Panteonero"): Desgraciadamente la antología nunca me llegó. En todo caso ensayaré esta respuesta anodina: "Siempre es iluminador que la ciencia ficción y la fantasía cobren un lugar de importancia en un país cuya narrativa se encuentra desde siempre muy filiada al realismo".

Francisco Ortega ("Santa Graciela"): Creo que Alucinaciones.txt cumplió con el 90% de sus objetivos. Ser una especie de continuación del compendio Años Luz, demostrar que en Chile se está haciendo buena literatura de género (ci-fi, horror, fantasía, etc), que hay autores nuevos muy interesantes y que hay otros, ajenos al género, que no tienen pudor en coquetear con mundos imposibles. Creo que Alucinaciones.txt tiene una deuda pendiente con el panorama literario y es que, si bien es un antes y un después, no ha logrado convertirse en un referente masivo, ni ha conseguido que los autores nuevos tengan un espacio reconocido en la industria editorial. Una de las ideas tras Alucinaciones.txt era sacar la ci fi del nicho y llevarla a por asi llamarla, la industria. Supongo que jugó en contra no haberla sacado con una editorial importante, pero también dio luces de que hay un trabajo pendiente con la prensa cultural que aun nos ve como bichos raros… Cuando debería ser todo lo contrario, desde la publicación de Ygdrasil en adelante, pasando por los libros de Bisama, la Solar, el tuyo (Identidad suspendida), el mío, el de Meier, etc, somos lo más parecido a una nueva generación de autores que se ha dado en la literatura nacional. Alucinaciones.txt fue el primer paso, la mitad del curso aprobado, pero aun quedan un par de ramos para marzo.

Ángela González ("Lazos de Organdí"): Me parece que fue una buena idea que no fue llevada a cabo muy bien, creo que ha pasado algo desapercibida, como un libro más autoeditado.

Gabriel Mérida ("Los que no vuelven"): El libro no se difundió tanto como los autores participantes hubiéramos querido, pero tras casi un año y medio sigo considerándolo un hito tremendo: un vistazo panóptico de las obras y autores visibles en ese momento, confluyendo desde diferentes tradiciones e innovaciones hasta un lugar común llamado el género fantástico chileno, todo eso confluyendo en un libro-objeto que estoy seguro será reseñado y examinado por otras personas sin importar el tiempo que pase. La fuerza que le da su variedad, el contrapunto entre las visiones de Bisama y Meier, la de Amira y la de Dunlop, el cyberpunk de Gaona y el chamanismo de Baradit, fueron cosas que ayudaron a que el libro tenga un valor independiente de su coyuntura, y eso sigue presente.

Una reflexión extra después del tiempo pasado: los relatos de los escritores mainstream como Costamagna, Gómez y Matamala, que en un momento fueron vistos como un aporte a una antología que incluía sólo "novatos", hoy parecen fuera de lugar, tímidos y menores. No hablo de la calidad de estos autores, quizás superior a la de otros relatos que no menciono acá, sino de su pertenencia a otro lugar en la literatura chilena, definitivamente más tradicional: un lugar cómodo, respetado y por lo tanto inofensivo. El único que tiene algo de riesgo de los tres mencionados es Gómez, pero no cuadra en la antología por una razón bien simple: no alucina. Los demás, de calidad y experiencia dispares, sí lo hacen. Por eso creo que este libro azul que es en el fondo una caja de delirios cristalizados no ha perdido su valor.

Armando Rosselot ("Por la tarde los niños se aburren"):  Pienso que se le debería haber dado más "ruido" a su lanzamiento y más cobertura. Espero que el libro se siga vendiendo, tanto vía Puerto de Escape (editorial) como en librerías y páginas web. Resumiendo; creo que es un buena antología, que recorre más o menos el aspecto real de los escritores fantásticos en el Chile del momento aludido, más o menos, por que creo que, a diferencia mía y de otros, hay algunos de los cuales no sabremos más en este ámbito literario, ni en otros, además que a criterio mío, faltaron algunos nombres.

Marcelo López ("El juego"): Cumplió con ser una mirada del  momento que vive la literatura fantástica chilena, pero no trascendió en los medios de comunicación. Además, terminó siendo un proyecto con representantes que fueron incluídos sin mayor justificación, salvo el de ser parientes o amigos de alguien involucrado, sin mirar trayectorias o trabajos anteriores en el género. De todas maneras, es un buen trabajo en general. Pudo ser mejor.

Sergio Alejandro Amira ("Anticuerpos"): ¿Era esta antología un vehículo para dar a conocer a los autores de cf con trayectoria y premios que seguían morando en la periferia del mundo literario? ¿O más bien era la oportunidad para dar a conocer a novísimos y jóvenes autores? ¿O se trataba de una excusa para que los consagrados del mainstream se ejercitaran en un género que no les era habitual? La respuesta es que Alucinaciones.txt fue todo lo anterior al mismo tiempo y por lo mismo terminó convertida en una suerte de invunche, especialmente en lo que a la edición del libro respecta. He aquí una descripción de invunchismo: "Para transformar a los niños en invunches, los brujos les cosen los portillos del cuerpo. Les ponen la cara vuelta hacia atrás y una pierna adherida a la espalda. Les echan desnudos a un pajonal, manteniéndolos con carne de difuntos que roban en el panteón" (de Mitos y Supersticiones, de Julio Vicuña Cifuentes).

La democracia no sirve para todo y hay ocasiones en que el criterio de un solo individuo como podría ser un Harlan Ellison en Visiones peligrosas es preferible a la política de los consensos de varios individuos. La política en efecto hace extraños compañeros de cama y en el caso de Alucinaciones.txt significó hacer una suerte de pacto con el diablo, que fue el encargado de transformar finalmente a nuestra criatura en un invunche. Dicho todo lo anterior, no puedo negar que Alucinaciones.txt es una antología cómo sólo podría haberse hecho en Chile. ¿Es un invunche? Sí, pero es "nuestro" invunche. Cuidado con que los muerda.

Luis Saavedra ("Esferas de Carey"): Ha pasado un poco más de un año desde la publicación de Alucinaciones.txt y es tiempo suficiente para mirarlo en perspectiva. La verdad es que no lamento que se hayan dejado fuera a muchos porque la labor de edición tiene que ver con la sangre fría y la tuvimos a raudales, aunque también hubo más de un pacto circunstancial. Fue inevitable que un proyecto tan complejo y ambicioso en su concreción hiriera susceptibilidades y dejara muertos por todo el camino, pero nadie se murió por mucho rato. Si pareció que terminamos destruyéndolo todo fue porque estábamos en nuestro derecho -que se otorga una sola vez por generación-, pero prefiero creer que construimos y no quedamos en deuda con nadie. Como Pilar Barba dejó escrito, “no me incumbe, no me interesa”. El verdadero valor fue el resultado y no el malpaís de agrios sabores, que al fin y al cabo solo unos pocos recuerdan ya. Cada vez que tengo el libro en mis manos siento su poder colosal, el torrente de fuerza de todas esas voluntades concretadas en un objeto físico y que se justifica plenamente. Porque es irregular e imperfecto y no se deja encasquetar, porque si fuera agua sería litoral lamedor de bosques y siendo viento es níveo y Raco, por tierra no sería menos que los vastos contrafuertes cordilleranos. Es que es tan chileno, cada voz es una parte de la soledad chilena, reafirmándose y valiente. ¿Qué más puedo decir? Constatar que fue una inmensa tarea abordada con una inmensa osadía, como todas las generaciones que se arrogan el derecho de ser únicas y tienen todavía el delirio a flor de piel y la voluntad ciega de creerse inmortales. Creo que ubicar Alucinaciones.txt en un archipiélago del mapa chileno es una falta de imaginación –precisamente lo que pretende suplir en las letras nacionales-, así que está muy bien decir que la antología cumple con el cometido original de ser una piedra de toque, una corriente vibrante por la que pasaron los 10000 voltios de nuestra literatura fantástica pujante y original, absolutamente única en su diversidad. Hoy en día es un libro más reposado que se puede leer como un aleph: un destilado comprimido de todas las tendencias que estuvieron alguna vez una al lado de la otra en el paisaje angosto de Chile, conviviendo siempre distintas y por lo mismo iguales en su valía. Cuando buscábamos un nombre para la colección, propuse la palabra “bestiario”, pero Jorge me escribió que no éramos bestias. Pero es que sí lo fuimos, somos, bestias fantásticas que escribimos con la uña y la tinta es nuestra savia de sueños y relampagueos cardíacos. Todo recogido en un solo muestrario decimonónico de bestias irrepetibles como lo fueron la Antología de poesía chilena nueva (1935) y Antología del verdadero cuento en Chile (1938). Al final también es un testamento, es un faro que en diez, quince y veinte años más va a ser tan luminoso como el día que salió de imprenta, básicamente porque es eternamente nuevo. Nos costó un pedazo de mortalidad, pero qué cresta importa si nos ganamos la inmortalidad.

 

7 comments

  1. Vaya sorpresa, si que ha traido cola la publicación de la antología. Como anécdota, mencionaré que mis intentos de conseguir un ejemplar (a través de los editores o vía mano amiga) hasta ahora han sido infructuosos. Los comentarios de los antologados son, aunque parezca broma, de antología (abjuran de los criterios de inclusión, se decepcionan por la recepción dél público, y esa comparación con el invunche es simplemente genial). Sin haberla leído, se apunta como un texto imprescindible para conocer a una nueva generación, que ya no considera al género como relleno anecdótico del siempre codiciado canon literario nacional (de cualquier país).

  2. Uno de los autores incluídos me ha dicho que a esta nota le falta una conclusión, la idea es que esa conclusión quede a cargo del lector tras analizar cada una de las opiniones que conforman la visión holista del todo.

  3. La falta de continuidad es un mal común a cualquier proyecto cultural hecho a pulmón, sudor y lagrimas, cuente o no con cierto apoyo mainstream.
    Por otro lado, las compilaciones antológicas suelen ser injustas y disparatadas, y es en esa arbitraria variedad donde nace la curiosidad por conocer más a fondo la obra de los participantes.
    Al menos, eso es lo que Alucinaciones me provoco a mí, un argentino fan de la sci fi en general que hasta hace 1 par de años desconocía por completo la movida literaria que el género esta experimentado en Chile.

  4. Mi conclusión es que se sobrevalora la capacidad de los medios de comunicación para lograr más ventas de un libro. Si la noticia no contiene sexo, violencia y una mujer desnuda en la foto, no se va a leer. Si alguien no grita a los cuatro vientos «no la lean» el efecto morbo no va a funcionar. Así trabajan los medios de comunicación y por muy reduccionista que suene, no hay más que eso.
    La solución a este dilema es lo viral, el ataque constante y omnipresente a través de otros medios, Facebook, Youtube, Podcast, hasta panfletos con extractos de cuentos entregados a la salida del metro sirven más que la dolorosa espera de una noticia en la sección de cultura. Un trailer y un concurso para que tu nombre aparezca en el libro, como hizo Jorge Baradit en SYNCO, asegura más ventas que la crítica en el Artes y Letras. Todo suma, incluso las críticas literarias negativas.
    Lo interesante es que a través de este ataque viral, la aparición en los medios de comunicación es más probable.

    Acerca del libro en sí comencé a leerlo bañado de una nostalgia amarga por no estar en esas páginas. La idea de ser transado y desechado por alguna razón política misteriosa me sacó de la burbuja de añoranzas y sueños infantiles donde estaba instalado y caí al mundo real de cabeza. Mi cuento debía tener menos mérito que el de Costamagna, supongo. Pueden leerlo en la revista NM Nº5. Pero no me sentí más excluido de lo que ya estaba por razones personales y de trabajo, de modo que la amargura inicial pronto trasmutó en fascinación por la lectura. A veces regreso al Alucinaciones y releo los cuentos que más me gustaron. El libro sí es un referente para mí, claro que descartando los cuentos pencas. Y junto con el Años Luz, son mis lecturas de cabecera cuando quiero imaginar alguna atmósfera esquiva, desde las lenguas de mis coterráneos.

  5. Para mi gusto, es esta la mejor antología de literatura fantástica chilena realizada, porque muestra un estado del arte actualizado y arriesgado.

    Si bien posee errores de digramación absurdas, es un buen material de estudio.

    Ojala que en 10 años exista una re-edición, aunque sea autogestionada.

    Gracias por la crónica…

Comments are closed.