Danos pistas sobre tu nueva novela.
Su título es La red de Indra, y la verdad es que es difícil contar algo del argumento sin hacer espoilers que pueden arruinar alguna sorpresa. El punto de partida es el descubrimiento y la posterior investigación de un objeto misterioso enterrado en la Meseta Laurentina canadiense. Alrededor y sobre este objeto se ha levantado una base militar destinada a investigarlo, y al principio sólo saben que es una especie de geoda y que parece artificial. Se trata por lo tanto de una novela que podríamos situar en el subgénero de las "novelas de artefacto”, que es tan amplio que en él pueden entrar cosas tan distintas como Cita con Rama o Esfera, pero también (desde mi punto de vista) series como Lost. La idea básica es la de presentar a un grupo de seres humanos enfrentados a lo inconmensurable. En cierta forma, Mundos en la Eternidad también era una novela de artefacto. La diferencia con La red de Indra es que en esta última el escenario es el presente, con personajes, escenarios, y situaciones políticas que son más cercanos al lector común. Por lo que también se podría definir como un tecnothriller.
¿Cómo ha sido trabajar una temática de ese tipo, de technothriller, por primera vez? ¿Te has sentido cómodo?
Muy cómodo. He disfrutado escribiendo esta novela como hacía tiempo, y me ha gustado el enfoque de tecnothriller, porque al situar la historia en nuestro presente me ha permitido jugar con referencias y guiños a la cultura de nuestro mundo, algo que no había hecho nunca. El cine, los libros y la televisión de los que hablan los personajes son los mismos que consumimos nosotros. Parecerá una tontería, pero cuando sitúas la acción en un lugar como Akasa-Puspa, donde es imposible que haya llegado ningún rastro de nuestro presente (o en el siglo XIV, en el que simplemente aún no ha sucedido), es muy relajante describir un entorno cotidiano. Por otro lado, la etiqueta de tecnothriller es sólo eso, una etiqueta. Yo he escrito una novela de ciencia ficción a mi estilo. Algo que no me gusta de los tecnothrillers es que suelen manejar una única idea de ciencia ficción, y toda la trama consiste ver como falla y como los protagonistas resuelven, o no, el problema. Por ejemplo: un parque de dinosaurios clonados donde todo se descontrola. En el caso de La red de Indra hay una idea de ciencia ficción que se descontrola… y luego entramos en otra cosa, y luego en otra…
¿Tienes proyectado volver a los escenarios de space opera?
Me gustaría mucho continuar la serie de Akasa-Puspa, pero tendré que esperar a que el péndulo vuelva del lado bueno para la cf, si es que vuelve. Un libro lleva mucho trabajo, y no puedes plantearte dedicarle todo ese tiempo si no tienes esperanzas de obtener las ventas que justifiquen el esfuerzo. En estos momentos parece que los escenarios espaciales y la supertecnología ya no están de moda. A la gente le ha dejado de interesar el espacio. La barrera del año 2000 era una barrera psicológica, era cuando las cosas iban a suceder, y no han sucedido. Ni estaciones espaciales de rueda, ni bases en la Luna , ni nada. Pero con La red de Indra creo que demuestro que se puede contar una historia tan llena de sentido de la maravilla como Mundos y demonios, y situarla en nuestro mundo y nuestro tiempo.
¿Qué opinión te merece el estado actual de la cf, cómo ves al género?
Lo veo mal. Creo que estamos asistiendo al fin del tipo de cf que tuvo su origen el pulp norteamericano. Se acabarán las revistas, las colecciones especializadas, y el fandom. Es cuestión de tiempo. Pero creo que seguiremos teniendo ciencia ficción, entendida más al estilo europeo, desde su origen con Wells o Jules Verne, pasando por Stanis?aw Lem o los hermanos Strugatski. Es decir, la cf integrada en la literatura general, o en la literatura popular, con tecnothrillers o novelas de aventuras que tendrán elementos que nosotros consideramos de ciencia ficción. No digo que esto me guste (aunque puede tener sus ventajas), pero es lo que creo que va a pasar.
¿Cómo es la situación en los otros mercados para los que trabajas, en particular el francés?
También está mal la cosa, con el agravante de que en Francia escribir cf podía ser un oficio, y ahora es un oficio en crisis. Pero se sigue publicando ciencia ficción a mucho más ritmo que en España, con tiradas más largas, y muchos más lectores de media. Es lógico, Francia es un país con más habitantes que España, que en general son más aficionados a la lectura que los españoles. Así que, con crisis y todo, siguen por delante.
¿Qué valoración haces de la experiencia de escribir directamente para editoriales extranjeras?
Lógicamente, muy positiva. Creo que no hubiera conseguido publicar en Italia, por ejemplo, si mi editorial de género fantástico hubiera sido española. Además, cada una de mis novelas publicada en Francia ha tenido su consiguiente edición en bolsillo, cosa que aquí no es tan segura. Quizá en otro género distinto a la ciencia ficción o la fantasía, escribir directamente para Francia no hubiera sido tan interesante, quizá. Lo que sí es cierto que me molestó mucho fue cuando Rihla apareció en Francia varios meses antes que en España. Puesto que la novela estaba escrita en español, esto no tenía mucha lógica. En el caso de mi novela La red de Indra, también se está preparando la edición en francés, pero saldrá un tiempo después que la edición de Alamut, que será la original.
¿Cómo va la faceta de ilustrador, la tienes algo olvidada, o sólo se trata de una situación circunstancial?
Yo no tengo esa sensación, pues sigo con lo mismo que hace años. Quizá es el ritmo de salida de libros de las editoriales el que ha bajado, no sé. O quizá lo dices porque en esta ocasión no he hecho la portada de La red de Indra, como hice con la de Mundos y demonios para el mismo editor. Pero es que me enamoré de la imagen que al final se ha usado en la cubierta de La red de Indra. Los que lean la novela comprobarán que hay una escena en ella que encaja exactamente con lo que muestra esa fotografía. Así que le dije al editor que me encantaría que la consiguiera para la cubierta, y a él también le gustó; quizá por otros motivos, ya que tiene esa imagen tecnothriller que ahora mismo puede ser más comercial que una nave espacial. Aunque, en este caso, además encaja perfectamente con la historia.
Sí que me atrae leer este nuevo título por lo de no limitarse a una única idea, como señalaba Juan Miguel Aguilera, sino especular con otras mas. Lo que no me ha gustado es esa visión tan pesimista suya sobre futuro de la CF. A ver si va a pasar como en la Bolsa y en la política, que nos va a ocurrir aquello de la profecía autocumplida en vez de aceptar que, como en todo, hay temporadas de bajada y otras de subida. Propalar que hay crisis solo contribuye al desánimo de quien podría estar pensando en escribir -o editar- algo nuevo.
De hecho, según el mismo, en Francia se lee más y se traduce más. Lo malo que nos puede pasar aquí es que nos lleguen las cosas con retraso, que solo traduzcan lo que vean que ha funcionado fuera.
Desgraciadamente, esto está pasando ya, Egan. Mira las novedades editoriales generales: lo que se está publicando es lo que ha funcionado fuera (pensando que aquí también va a funcionar) y hay un recorte importante de publicación de autores españoles. Creo que es un error editorial, pero…
Y sí: a mí también me parece en exceso pesimista lo de Juan Miguel, sobre todo viniendo de un tío que es un referente para una generación de lectores de CF en español. Nunca hay que tener miedo de una crisis, nunca. Al contrario, es el momento de pegar el salto. Cuando uno está cómodamente instalado en la estabilidad, en la mediocridad, es difícil que se mueva o intente algo nuevo. Es precisamente empujado por la crisis, por la necesidad, como puede intentar cambiar de onda completamente.
Yo no os comprendo, la verdad. ¿Se supone que debo mentir para tranquilizar al personal? Lo siento, pero no soy un político. Me preguntan y respondo con el conocimiento del asunto que me da el publicar en dos países. Las cosas están así, o a mí me lo parece, y no creo ser pesimista. Al contrario, creo que he dejado claro que esta nueva situación puede tener sus ventajas. También inconvenientes para los que nos gusta la ciencia ficción espacial o la situada en un futuro remoto. Sin embargo, si Somoza ha publicado “La llave del abismo” en Plaza & Janés, cualquier cosa es posible. Después de todo, aún recuerdo un tiempo en el que buscaba ciencia ficción en la colección Reno de Plaza & Janés (“La nave”, “El planeta de los simios”).
Efectivamente, debes de mentir, Juanmi, ja, ja. Precisamente porque el componente psicológico es tan importante. Tu mismo has dicho en la entrevista que te gustaría continuar con la serie de Akasa-Puspa. Sin entrar en tu absoluta libertad personal para escribir y publicar lo que quieras, si no fuera por esa percepción negativa que tienes ya habría una continuación en el mercado que podríamos leer y, por tanto, habría una aventura espacial más, que a su vez animaría a otros o bien a escribir o bien a editar algo nuevo y en esa línea. Y sí, ya sé que resulta facilón pedir riesgos a otros…
Las visiones pesimistas tienen algo malo y es que crecen como bolas de nieve y desaniman a más gente, son como algo pegajoso. Como todos somos mas o menos mayorcitos, conocemos de sobra como está el panorama. Ya sé que no es plan de pintar un escenario de color rosa apto para escolares y que, a fin de cuentas, solo respondías a una pregunta que te formulaban. Lo malo es que ya hay una acumulación notable de opiniones cuasiapocalípticas -no te culpo a tí, je, je- y al final y por culpa de ello, cuando compras un título de CF casi te sientes una especie en vías de extinción.
Joer, que el hombre tampoco ha sido especialmente pesimista, incluso diría que no lo ha sido lo suficiente para calificarse de esa manera. Parecemos viejas trabajadoras de la SGAE jubiladas, Egan. Pareces un anuncio de Disney Channel, ya sólo falta Hanna Montana recordando a los niños que no se toquen los bajos.
En algunos aspectos daría parte de mi brazo porque algunos aficionados encendidos de corazón dejaran de plantearse pentaduologías de fantasía emulando a Jordan.
Ya sólo falta alguien mentando a Iker Jimenez, Miguel Blanco y Ángeles y demonios.
Creo que en el fondo somos unos nostálgicos del copón.