Microrrelatos, ficciones especulativas en formato inusualmente breve
Mientras anudaba el otro extremo de la corbata, roja que casi palpitaba, a la lámpara del techo, el modelo 54A entró en la habitación.
-Un comercial de la Telco pregunta si desearía cambiar de compañía de acceso a la luzfera y aprovechar una nueva promoción tres por dos.
Read more on De la interpretación algorítmica de intenciones…
Continue reading »“Bien, dejadme a mí”, les dije a mis hijos y a los hijos de mis hijos.
Corría el minuto 115 del partido, la prórroga se precipitaba por un final no escrito. Penaltis. Azar. Las mujeres lloraban.
Continue reading »Usando la tecnología nazi del bombardeo mediante cohetes EU ganó la carrera espacial. Todos fuimos testigos de la explosión de la Luna.
LA CARRERA ESPACIAL. Rusos, americanos, chinos, japoneses. Naves, cohetes, vehículos, un esperanzado pero casi seguro perdedor bote de remos…
Read more on La carrera espacial (2 de 2)…
Continue reading »Ni cosmonautas ni astronautas entendieron por qué una tortuga ganó la carrera espacial.
SPACE SUIT. Todo tiene un sentido. Le pesada mochila, el color blanco, las diferentes capas de metal y tela, el pez dentro del casco.
Read more on La carrera espacial (1 de 2)…
Continue reading »En el vagón había demasiada gente. Gregorio Samsa trepó por las paredes para viajar agusto en el techo. Un revisor le pidió el billete. Gregorio le explicó que, ahora que era una cucaracha, no había podido sacarse el abono.
Continue reading »Posdata: Por favor, sea breve, dijo una vez un director de tesis a su estudiante. Para conseguir ser breve pese a investigar el ciclo biológico de los cf., el estudiante se fue a vivir un año a una nota a pie de página. Aprendió a manejar las abreviaturas, las posdatas y conoció a la familia de los epílogos. Ahora, ya graduado, su tesis cabe en una cabeza de alfiler.
Read more on Tercera muestra del bestiario ilustrado de antiguallas…
Continue reading »2315 d.C. El último hombre sobre la tierra, whisky en la diestra y habano en la siniestra, suele llevarlo muy bien. Requetebién. Casi todo el tiempo. Pero lo que es ahora mismo le acomete un ligero ataque de nostalgia. Y eso le desazona. No mucho. Un poquitín. Así que se levanta del cheslón dispuesto a hacer lo que habitúa en esos casos.
Continue reading »Nadie repara en ellos nunca, sentados como están en la única mesa del bar colocada bajo el televisor. Beben dos vasos de vino tinto que parecen durar todo el día, igual que la partida de damas que se disputan hora tras hora. El anciano barbudo juega las blancas; el calvo con gafas, las negras. Permanecen absortos en el juego sin prestar atención a la charla de los parroquianos, las risas de la camarera o el estruendo de la televisión. Nadie recuerda la primera vez que pisaron el bar, ni a qué hora llegan cada día, ni cuándo se marchan. En algún momento, alguien se lleva la copa a los labios y entonces, a través del cristal borroso, los ve allí sentados, jugando, como si no se hubieran movido de la mesa. A veces, el de las gafas consigue una victoria, y agarrando la ficha del otro, enseña sus dientes amarillentos y murmura: «Ésta es mía». El otro asiente, esperando el momento de desquitarse de la derrota. La ficha conquistada se evapora en el aire con un suave quejido de moribundo. Y si el anciano de gafas sigue sonriendo, el de barba no puede disimular un rictus de disgusto, mientras un penetrante olor a fuego y azufre se extiende lentamente por todo el local.
Continue reading »Tengo un corazón Yamaha de 950 cc. Tengo ojos Nikon 50-200 mm color azul metalizado 242. Ampliaciones cerebrales de RAM de 1 terabyte de Apple. Tengo un pene de 24 cm de Lelo modelo Long John. Las células epiteliales de Monsanto de mis brazos me permiten realizar la fotosíntesis, reduciendo la necesidad de comida. Así que cuéntale a otro, puto hippie, que lo importante no es lo que tengas, sino lo que seas.
Continue reading »